La otra oportunidad de Roma - 11 de Octubre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 584634294

La otra oportunidad de Roma

Emma Gordon, nuestra anfitriona, explica que la mayoría de los que llegan hasta el departamento de la nonna Antonella -creyendo también que es su verdadero departamento-, suele hacerlo del mismo modo: cansados de los bastones de selfies y hordas de turistas empujándose como ganado para conseguir un ticket para el Coliseo, buscan en Google frases como "Experiencias auténticas para realizar en Roma". O: "Cocinar con una persona local en Roma". O: "Cocinar con una nonna verdadera en Roma". Y aquí están luego, derramando tomate.

-!Se come con las manos¡ -dice Antonella, rubia, pequeña, bronceada, viendo como sus "nietos", así le gusta llamarlos, rebanan la bruschetta como a un bistec.

Todos aquí llevan delantales de Eating Italy, una joven agencia de turismo que hace un año y medio consideró esto una buena idea. No se equivocaron, dice Emma, 28 años, colorina, una escocesa que vino de vacaciones por un fin de semana y ya lleva cuatro años aquí.

-Me enamoré de Roma, pero también he tenido suerte. Trabajo en esto y en mis ratos libres hago clases de inglés. Para la gente de mi edad está muy difícil encontrar trabajo en Roma. Varios de mis amigos están viajando a Alemania, Francia, Inglaterra, en busca de oportunidades. Yo creo que poniendo ojo en lo que quieren los turistas, hay una muy buena.

Antonella, la nonna, mezcla huevos y harina para los ravioles que rellenará con ricota, nuez moscada y espinaca. Antes de seguir, invita a participar a alguno de los "nietos". Mike, alto, rubio y colorado, se anima. Pone un poco de harina sobre la masa y da suaves palmadas, como quien le pone talco a una guagua. Es primera vez que lo hace. Todos ríen. También Antonella, que aprovecha el momento para contar un poco de su historia: por 20 años se dedicó al rubro de la peletería, limpiando y cortando pieles de visones. El movimiento terminó destrozando el túnel carpiano de su mano derecha, y desde de la operación, en 2002, estaba cesante.

-Si para los jóvenes es complicado, imagina para una abuela como yo. Esta es una oportunidad nueva. Cocino, canto, socializo, conozco gente, me gusta mucho. Económicamente es bueno, también -dice, batiendo yemas de huevo y queso mascarpone para el tiramisú.

Es hora de montar los postres. Mike se atreve otra vez.

-Como decimos acá, el problema de los italianos son los italianos.

Domingo. Los rulos de Susanna Milani, 35, aletean al interior de su pequeño auto. Vamos hacia Tarquinia, un antiguo territorio etrusco ubicado a una hora y media de Roma. Allá espera Otello Serafini, un fotógrafo devenido en granjero, con un vaso de leche de oveja de su producción. Más atrás, otro guía de la agencia Veni, Vidi, Vici traslada a los demás: un croata, un turco y un indonesio-holandés, que desembolsaron 89 euros cada uno (70 mil pesos chilenos) por esta experiencia de turismo lento y clases de cocina con nonna Pina, la madre de...

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