Cómo opera el CNE, el cuestionado órgano que decidirá hoy el futuro de Nicolás Maduro
Hoy Lucena vuelve a estar una vez más en el centro de la incertidumbre que vive Venezuela. La jefa del CNE -quien va por su tercer mandato en el organismo que dirigirá hasta 2021- debe dar respuesta, a más tardar hoy lunes, sobre la primera fase de la activación del referéndum revocatorio contra el Presidente Nicolás Maduro. El proceso ha estado marcado por las inéditas trabas a la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) y a una seguidilla de aplazamientos e interpretaciones caprichosas que parecen encaminados a dilatar la convocatoria para favorecer al gobierno, ya que si la consulta se celebra este año, el Mandatario podría ser revocado y se celebrarían nuevas elecciones; pero si el plebiscito se realiza en 2017, su mandato hasta 2019 lo podría terminar el Vicepresidente.
"El CNE ha dejado mucho que desear, el balance no es nada bueno. No ha cumplido con las normas, ha pasado por encima de ellas y ha inventado cosas que no estaban previstas. La administración electoral ha sido muy rigurosa, exigiéndole cosas a los promotores del referéndum revocatorio, inclusive pidiendo requisitos que no están en la normativa, pero ha sido muy laxa consigo misma y no ha cumplido con los plazos", señala a "El Mercurio" Vicente Díaz, quien fue rector del órgano electoral entre 2006 y 2015. "Asumo que esto responde a que el funcionario revocable, en este caso el Presidente, no quiere medirse en elecciones y está utilizando todos los recursos a su disposición para evitar que se active este derecho constitucional", añade.
El CNE, constitucionalmente un poder autónomo y compuesto por cinco rectores sin afiliación política, ha dado varias muestras de displicencia y de faltas al reglamento aprobado en 2007. El organismo, por ejemplo, debía entregar a la MUD las planillas para la recolección de firmas de manera automática después de cumplirse la mitad del mandato de alguna autoridad -Maduro lo hizo el 14 de abril-, pero demoró en total 34 días en hacerlo. Luego, en la recolección de las firmas del 1% del padrón electoral -unas 200.000 rúbricas-, no solo excluyó a 600.000 nombres por fallas administrativas o supuestas falsificaciones, incluyendo a varios dirigentes de la propia oposición, sino que, en vez de los 5 días reglamentarios se tomó 42 días para la validación con huella dactilar. Si debía desplegar unas 1.350 máquinas para esa validación, dispuso apenas 300 en todo el país.
Y cuando la propia Lucena anunció que el informe del CNE sobre la primera fase...
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