El olvido que seremos, David Rieff y los dilemas de la memoria - 2 de Septiembre de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 737783209

El olvido que seremos, David Rieff y los dilemas de la memoria

Hay una canción del grupo chileno Los Tres que dice: "Que no se te olvide acordarte que me tienes que olvidar". David Rieff (Boston, 1952) podría suscribir ese imperativo. Periodista, licenciado en historia, analista político y ensayista, entre 1992 y 1994 cubrió la guerra de los Balcanes para la revista The New Yorker. Un día, luego de entrevistar a un líder serbio, un asistente de este le puso un papel en un bolsillo. Ya en el taxi, Rieff vio que el papel tenía escrito un número: 1453, el año de la caída de Constantinopla a manos del imperio otomano. El mensaje era claro: "Nosotros, los serbios, seguimos en la misma lucha de nuestros abuelos bizantinos contra el islam, somos los defensores de Occidente".En ese momento, con esa pequeña historia, Rieff se dio cuenta de los peligros que puede conllevar la memoria histórica o colectiva, ese mandato moral de nuestro tiempo -después de Auschwitz y el Holocausto-, sobre el que han escrito autores como Maurice Halbwachs, Tzvetan Todorov y Manuel Reyes Mate, entre otros, tanto para defender su necesidad como para advertir sobre sus abusos. También lo ha hecho Rieff en dos ensayos, "Contra la memoria" y "Elogio del olvido" (ambos en el sello Debate), en los que reflexiona y sobre todo cuestiona el culto o la sacralización de la memoria.Como descubrió en la ex Yugoslavia, el deber de recordar también podía ser un arma para prolongar los conflictos, la guerra, el horror. La paz, cree Rieff, es preferible. Incluso una paz injusta, sin juicio a los victimarios y haciendo silencio público y, en ese sentido, olvidando los hechos pasados. Es lo que ocurrió en los Balcanes, también en Irlanda del Norte. Y probablemente es lo que tendría que ocurrir en una muy hipotética paz entre Israel y Palestina: "No hay manera de reconciliar las memorias", dice Rieff, en el comedor de un hotel en Providencia. "El precio de la paz es el silencio, en este caso, el silencio sobre el pasado. Al menos un silencio público, pues que un palestino o un israelí sigan pensando que su versión del pasado es la versión moral y correcta es inevitable. Pero en términos públicos qué van a hacer, ¿festejar un día la memoria de Arafat y el segundo la de Herzl? El ejemplo clásico es Sudáfrica: Mandela vio que había que elegir entre paz y justicia, y él eligió la paz".La pregunta RojasRieff estuvo hasta ayer en Chile, invitado por la Universidad Diego Portales (UDP) y la editorial Penguin Random House. El martes, en el Museo de la Memoria...

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