El olvido - 2 de Diciembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 546734098

El olvido

Su madre había perdido la memoria y pasaba horas sentada frente a un gran ventanal que daba a una calle en el centro de Santiago. Perdida, miraba ese horizonte como si buscara un rumbo, una pista que la volviera a situar en este mundo. Él la visitaba con cierta frecuencia, semanalmente si queremos ser condescendientes, y se sentaba a su lado, sabiendo que ella ni siquiera lo reconocía. En esos momentos se preguntaba cómo lo había olvidado, cómo de un momento a otro ella había borrado toda esa vida que cuidó y amó durante tanto tiempo. Al principio se negó a aceptar esa realidad y, mientras la veía a los ojos, repetía "mamá" como intentando traerla de ese lejanísimo lugar donde ahora vivía su mente. Ella lo miraba en silencio por unos minutos con distancia, para luego voltear nuevamente hacia ese ventanal que parecía captar todo su interés. Así pasaron varios meses que se fueron apilando inútilmente en ambas vidas. Cuando ella aún estaba sana, le reprochaba siempre su desinterés por irla a ver, esa lejanía motivada quien sabe por qué. "A veces me siento tan sola. No te cuesta nada llamarme, contarme sobre ti o por lo menos hacerlo para saber si aún estoy viva", le dijo infinidad de veces, haciendo gala de ese chantaje emocional tan propio de la condición humana.

Ahora su madre estaba muerta, la silla vacía y el ventanal huérfano del reflejo de esa anciana extraviada en sí misma. Como hijo único se encargó de todos los trámites y de la cremación. El funeral no estuvo atiborrado de gente, más bien fueron pocos, pero él lo justificó pensando que varios de sus amigos ya no estaban en este mundo...

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