La olvidada ruta hacia el cerro Abanico - 14 de Marzo de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 862260089

La olvidada ruta hacia el cerro Abanico

E sta historia comenzó de mala manera: tuvimos que saltarnos una reja.La idea era subir el histórico cerro Abanico, en la quebrada de Peñalolén, una cumbre rocosa de 2.344 metros de altura, la más occidental de la sierra de Ramón -el cordón montañoso más emblemático de la capital, que se extiende por 25 kilómetros desde el río Mapocho por el norte, hasta el Maipo por el sur, y donde está la famosa Falla de Ramón, que si llega a fallar podría generar un terremoto de proporciones bíblicas en Santiago, si no pregúntenle a Marcelo Lagos-, y para eso habíamos decidido subir desde la Avenida Diagonal Las Torres, en Peñalolén. Allí, justo pasado el templo Bahai, frente a un terminal de buses y antes de llegar a la Universidad Adolfo Ibáñez, hay un terreno baldío -eufemísticamente hablando, porque en realidad es casi un basural-que está cercado por una reja blanca que deja espacios de un metro, donde uno puede pasar agachado, para luego continuar cerro arriba."Estas rejas antes no estaban: todo era puro campo", dijo Jorge Soto, mi compañero en esta microaventura de un día hacia el Abanico, mientras estacionábamos el auto en el punto exacto donde cruzaríamos. Guía de montaña, ex miembro del Club Internacional de Andinismo y Excursionismo, dueño de una empresa de excursiones y gran conocedor de la cordillera de Santiago, en especial de los cerros de la quebrada de Peñalolén -nació aquí y vive en esta comuna, y ha subido 42 veces el cerro San Ramón, la mayor cumbre de todo este cordón, con 3.253 metros-, Jorge Soto sabía muy bien de lo que hablaba... y por dónde había que ir.Antes, cuando Jorge era niño -y eso fue hace 50 años-, subir estos cerros era solo cuestión de caminar hacia arriba. No había casas ni condominios, no había templos ni universidades, no había rejas. Pero la ciudad creció y sigue creciendo, y las montañas que antes eran puro campo hoy tienen dueños en sus accesos, y como la propiedad privada es un bien superior, a quienes les gusta el senderismo y viven en Santiago, no les ha quedado otra que resignarse: si no se puede pasar, se pide permiso, o se paga una entrada. Y si no hay nadie controlando o cobrando, se pasa no más, aunque sea a la mala.Pero en rigor, al cerro Abanico se puede subir por otras partes más "oficiales": desde el Parque Mahuida, desde el Parque Cantalao, desde el fundo privado El Pinar (que está detrás del templo Bahai) o incluso desde la Quebrada de Macul. La diferencia es que si se comienza desde esta reja en...

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