La odisea de la costura inmigrante - 27 de Febrero de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 704195269

La odisea de la costura inmigrante

Es un jueves de febrero. Jeandeny está sentado en su taller improvisado. Su hermano se sienta junto a él y traduce lo que dice en creolé. Cuenta que estudió costura y confección en un instituto del Estado de Haití. Ahí aprendió a coser, a cortar y hacer moldes, incluso a hacer vestidos de novia. Vivía en Puerto Príncipe, donde decidió poner un taller, pero solo consiguió trabajo para confeccionar uniformes escolares. Durante años se dedicó a eso, y llegó a tener siete máquinas de coser.

-Tenía dos meses de mucho trabajo antes del período de inicio de clases, a veces tenía que coser toda la noche, pero después nada. Por eso vine a Chile a buscar más trabajo -explica Jeandeny.

Desde que llegó no ha logrado entrar a ningún taller. Está esperando sacar sus papeles para poder quedarse en Chile y trabajar. Por mientras su hermano le compró una máquina de coser con la que confecciona y vende ropa a sus compatriotas haitianos. Fabrica camisas, blusas, pantalones de vestir: ropa formal con la que se visten para ir a la iglesia.

-Estoy empezando, cuando la gente viene al almacén ve que hay un costurero y comienza a traer y pedir ropa.

Él es parte de un grupo de costureros inmigrantes que han llegado a Chile a buscar mejores oportunidades. Algunos confeccionan uniformes escolares o de instituciones como buzos y chaquetas, otros proveen a Patronato con prendas simples como leggins o poleras, también están los que trabajan en talleres en los que se estampan logos de marcas falsificadas e incluso hay de los que trabajan cosiendo prendas para diseñadores nacionales. Hoy son una fuerza laboral notable, en un alicaído sector de confección nacional.

Ana Arriagada, vicepresidenta de la Confederación Nacional de Federaciones y Sindicatos de Trabajadores Textiles de Chile (Contextil) explica este fenómeno.

-Ha llegado una gran cantidad de costureros de distintas nacionalidades de Latinoamérica. Ha sido por ciclos. Primero, hace unos seis años, llegaron peruanos, hace tres empezaron a aparecer colombianos, y en el último año han llegado muchos haitianos. Así han entrado a las empresas grandes de confección y también en los talleres pequeños, de los que no hay estadísticas, porque son indocumentados -dice la dirigente y agrega:

-En casi todas las comunas hemos identificado este tipo de talleres, que en la práctica son casas particulares. Si llega alguien solo ve a una persona cosiendo con máquina, pero en realidad están produciendo para otros. Muchas veces viven...

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