Ochocientos reos se han rehabilitado trabajando en la construcción durante los últimos seis años - 23 de Mayo de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 570804186

Ochocientos reos se han rehabilitado trabajando en la construcción durante los últimos seis años

"Mi familia, incluido mi padre, eran todos comunistas. Los tomaron presos o arrancaron del país. Mi papá se fue a Argentina", relata. El niño quedó a cargo de una tía, en Quilpué. "Ella era muy pobre; no había casi nada para comer en la casa. A mí me daban sopa con hormigas, porque eran alimenticias. Para que me las tragara, me decían que era aliño", recuerda.

A esa edad comenzó su carrera delictiva. Decidió vivir en la calle. "Me metía a las casas a robar comida; después empecé a llevarme otras cosas". A los 13 años tenía 60 detenciones. Pasó por la entonces Casa de Menores de Playa Ancha y el Hogar de Cristo. Cumplió tres penas por robo antes de los 21 años.

En 1987, su padre regresó de Argentina. "Por agradarlo, me metí al Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Allí aprendí a usar armas, técnicas de contención y de contrainteligencia". Cuando el grupo terrorista fue disuelto, se quedó con las armas y el conocimiento adquirido en actividades ilegales.

"Con un ex Lautaro (Mapu Lautaro), organizamos un grupo para robar. La primera vez que nos detuvieron me acusaron de 66 asaltos a mano armada". Pero, lo condenaron solo a 7 años y medio de cárcel. Asaltaron centros de Fonasa, farmacias, financieras, bancos, empresas constructoras.

Y su carrera delictiva siguió con grandes y pequeños "trabajos", como les llama. Hasta que en 2005 volvió a caer en manos de la policía. Y, esta vez, lo sentenciaron a 24 años de cárcel, que cumple en Colina I.

Nueva vida

Pero, el "cartel" de Domingo quedó atrás cuando, cansado de ser "choro", se convirtió en evangélico. Pasó a ser un interno ejemplar. De la ex Penitenciaria se fue a Colina I, al centro de trabajo y estudio. Hizo méritos, hasta que el año pasado se convirtió en alumno aventajado de la OTIC (organismo técnico intermedio) de la Cámara Chilena de la Construcción. Y desde enero trabaja, con contrato como cualquier operario, en la empresa constructora Besalco.

"Mi vida es otra cosa; nunca había trabajado y hoy sé lo que es ganarme el dinero con esfuerzo, pero con dignidad", dice.

Él es uno de los beneficiados del programa Cimientos, que ejecuta la Corporación de Capacitación de la Construcción.

Las cifras son halagüeñas. Desde 2009 han ingresado 923 hombres y mujeres (que se incorporaron en 2012).

Hasta ahora, según Bernardo Ramírez, gerente general de la OTIC de Capacitación, lograron aprobar los cursos 824 beneficiarios, es decir, 89% de los inscritos en el programa.

Y esto es lo mejor: el 70% de los...

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