Ocho estancias de lujo para REDESCUBRIR LA PATAGONIA
Estancia Santa IreneAuténtica PatagoniaEl comedor de Andrés Kusanovic es la guarida perfecta para cobijarse del viento patagónico. La luz del atardecer, la antigua y calientita cocina a leña y el marcado acento argentino que sale desde la radio dibujan la escena perfecta para un auténtico refugio austral."Estamos a solo dos kilómetros de la frontera y solo nos llegan emisoras del otro lado", dice Andrés, mientras ofrece unas sopaipillas para dar la bienvenida en Santa Irene , la estancia que dirige junto a su esposa Antonia, donde vive con sus hijos de 6 y 1 año, y que se encuentra 80 kilómetros al sur de Puerto Natales.Desde 2017, este matrimonio tiene a su cargo las 8 mil hectáreas, 3 mil cabezas de ganado ovino y 180 vacunos de la estancia, tarea que asumen con la ayuda de cinco pastores y 25 perros de trabajo. "Ellos se crían con las ovejas desde que nacen", explica Andrés, y luego cuenta cómo llegar a este estilo de vida resultaba natural para él y su señora, pues ambos provenían de familias ganaderas, y hace años trabajaban administrando estancias en el extremo sur de Chile y en Argentina.Esta zona -dice Andrés- la adquirieron en 1950 los abuelos de Antonia, Luciano Julio e Irene Rocamora (quienes además crearon la primera aerolínea austral, Transportes Aéreos de Magallanes, TAMA), y desde entonces que la estancia Santa Irene trabaja con ganado. Pero su rumbo está cambiando. Los Kusanovic Castro hace un tiempo decidieron ampliar los horizontes y abrieron las puertas de la propiedad para quienes quieran conocer en terreno el auténtico estilo de vida de las estancias, el mismo que llevan ellos, lejos de todo, y las tareas propias de este tipo de lugares, que incluyen desde el arreo de ovejas hasta la esquila y procesamiento de la lana. Todo eso se puede experimentar al arrendar la casa para huéspedes de que dispone el matrimonio.Eso, sin contar otros panoramas. Como que la estancia tiene un sendero de 12 kilómetros que conduce al río Penitente , donde se puede hacer trekking por un antiguo bosque de lenga y ñirre, avistamiento de fauna nativa y pesca deportiva."Acá no hacemos ningún show para los visitantes. La idea es que se integren, que participen de lo que estemos haciendo. Eso es lo que ofrecemos".Estancia San LuisCabalgatas sin límitesAl interior de la Estancia San Luis crecen miles de flores bajitas y amarillas, tan delicadas que parecen improbables entre tanto viento y frío. En este escenario privilegiado, llano, flanqueado a lo lejos por los picos de las Torres del Paine, cerro Guido, cordillera Paine y Sierra Baguales, comenzaba la cabalgata que realizaba sobre Margaret, una de las yeguas que la familia Cárdenas dispone para que los visitantes de esta propiedad puedan adentrarse en la asombrosa belleza escénica de este lugar.Por el angosto camino de tierra que recorríamos era fácil ver la fauna nativa de la Patagonia. Aves como la perdicita o el minero austral, y uno que otro ñandú corriendo entre los arbustos bajitos.El trote de la yegua, pausado y amable, permitía asomarse, aunque fuese a lo lejos, a algunos puestos, los típicos refugios de los ovejeros, mientras podíamos ver el paso apurado de un grupo de guanacos y, al fondo, atravesando el camino, el río Las Chinas ."Ya chicos, voy a ver si podemos cruzar", dijo entonces Manuel Cárdenas, uno de los dueños de la estancia, y quien guiaba este circuito, para mostrarnos por dónde seguiríamos. Acto seguido, dio la señal y, como si fuera una tarea sencillísima, los caballos comenzaron a lanzarse al agua, ajenos a la corriente. Claro, todos...
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