Obama y Castro sostienen histórica reunión y se muestran dispuestos a iniciar una nueva etapa
Enviado Especial
Era el gesto final que faltaba. Barack Obama se sentó por primera vez frente a frente con Raúl Castro en una reunión bilateral, en un simbólico encuentro que dejó en el ambiente de la Cumbre de las Américas de Panamá la sensación de que el deshielo entre Washington y La Habana va en serio y que -sin una catástrofe de por medio- podría ser irreversible.
"Estamos dispuestos a hablar de todo, pero necesitamos ser pacientes, muy pacientes", señaló Castro al reunirse con Obama en un pequeño salón del abarrotado centro de convenciones de Atlapa. "No hay que hacerse ilusiones, tenemos muchas diferencias. La historia de nuestros países es complicada, pero estamos dispuestos a avanzar en la amistad de nuestros pueblos, abrir nuestras embajadas, visitarnos mutuamente", remarcó Castro.
Obama, por su parte, calificó la cita como "franca y fructífera". Añadió que él fue "muy directo" en expresar las persistentes diferencias entre ambos y no escondió que todavía hay muchos temas pendientes. "Obviamente hay profundas diferencias entre ambos gobiernos. Hablaremos de nuestras preocupaciones sobre democracia y derechos humanos; y ellos también hablarán de sus preocupaciones con respecto a la política estadounidense", indicó el Mandatario norteamericano, quien remarcó que "era el momento de probar algo nuevo".
"Creo que hemos concluido que podemos concretar en un espíritu de respeto y civilidad. Y, a lo largo del tiempo, juntos podremos dar vuelta la página e iniciar una nueva relación", dijo luego de una hora y 20 minutos de reunión con Castro.
Ya era hora
La reunión bilateral entre Obama y Castro coronó una jornada marcada por las señales de distensión que dieron ambos líderes en sus discursos ante el plenario de la Cumbre.
"Ya era hora de que yo hablara aquí", lanzó Castro, quien comenzó su primera intervención admitiendo que los ocho minutos sugeridos para los discursos de los mandatarios no bastarían para él. "Iba a hacer un discurso de ocho minutos, pero como me deben seis cumbres desde que me excluyeron, seis por ocho, 48", bromeó, para luego pedir que le cedieran "unos minutitos más". No fue un decir: al final fueron 47 minutos, y si es por él, se queda hablando toda la tarde.
Castro habló de lo viejo y de lo nuevo. Enumeró luchas y utopías, agravios y fechas, pero también tuvo tiempo para un inédito reconocimiento al histórico adversario. "Le pido disculpas al Presidente Obama, porque él no tiene ninguna responsabilidad con nada de...
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