'Con este nuevo sistema electoral, el Parlamento pasa a ser un buzón de las nuevas mayorías de turno'
Como autocrítica, Larraín reconoce que no pudo convencer a su partido de respaldar un proyecto para perfeccionar el binominal, que nació en la comisión de Constitución del Senado y que originó el acuerdo entre RN y la DC, bajo una fórmula de 44 senadores y 136 diputados. Pero asegura, "eso es llorar sobre la leche derramada, pero hay que saber asumir la responsabilidad por quienes se opusieron en su minuto".
En este escenario, el senador plantea que el desafío de la centroderecha es institucionalizarse y levantar como bandera de lucha "recuperar el sentido común" y deshacer "los errores que ha cometido el Gobierno" en materia tributaria, educacional, económica y social.
-¿Cómo evalúa el primer año legislativo de la oposición? Se acaba de aprobar un nuevo sistema electoral, después de 21 horas de discusión, y con los votos en contra de la Alianza.
-Fue un mal año para la oposición, porque no logró articularse de una manera ordenada ni institucional. Es un llamado de atención para no repetir el mismo esquema. Si en 2015 se asemeja a lo que pasó en 2014 resultará imposible construir un proyecto de gobierno que tenga posibilidades de recuperar La Moneda. El Gobierno, a pesar de las dificultades, ha logrado disciplinar a su gente y se han estructurado como aplanadora en la discusión de las reformas, eso lo vimos en la tramitación del binominal. Uno conversaba en los pasillos con senadores de la Nueva Mayoría y ellos advertían que nuestra argumentación era razonable, como por ejemplo el multipartidismo, que era un elemento nocivo; sin embargo, votaron igual, aun contra su voluntad, porque están de alguna manera sometidos a la voluntad del Gobierno.
-¿Cómo se debe proyectar la Alianza con este nuevo sistema electoral?
-Lo más grave son dos efectos que produce. Uno, por la estructura que tiene y por la manera cómo se armaron los distritos y se le asignaron los escaños, la Concertación ha quedado favorecida por secretaría en siete, ocho o nueve diputados y varios senadores, lo que significa que van a tener el control político al modo del PRI mexicano en los futuros congresos. También se rompe la igualdad del voto que tanto se reclama, y somete al Congreso a un control, perdiendo su rol para buscar acuerdos y buscar una voz autónoma. Ese fenómeno ya se está produciendo con las mayorías que han logrado gracias a senadores que renunciaron a la Alianza y a los partidos que los eligieron. Con este nuevo sistema electoral, el Parlamento pasa a ser un...
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