¿Un nuevo acuerdo nacional ad portas? - 16 de Abril de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 565734243

¿Un nuevo acuerdo nacional ad portas?

El problema no es que exista una corruptela generalizada, como interesadamente algunos pretenden hacernos creer. Lo que pasó fue que el acuerdo Lagos-Longueira del 2003, sea por ceguera política o por querer mantener las designaciones a dedo, prefirió que no hubiera financiamiento regular y permanente para la política, optándose por que solo existiera para los gastos electorales efectuados durante los treinta días anteriores a cada elección.

¿Y después qué? Simple, nos hicimos los lesos, como es tradición en Chile. Así, las antiguas prácticas de las maletas rebosantes de billetes o de las "boletas ideológicamente falsas" continuaron campeando. Todos felices, menos la democracia. Hoy es evidente que haberse encogido de hombros no resultó sano ni convincente para Chile; al contrario, como lo comprueban los casos Penta, SQM y otros aún en el barbecho del Ministerio Público y del SII.

Supongo que, en el 2003, no se habrá pensado que al no existir dinero lícito, la actividad política y partidista invernaría hasta el próximo período electoral. Da para pensar este desliz, pues es evidente que si no hay dinero blanco, lo habrá negro, clandestinidad que genera toda clase de externalidades negativas, como se ha comprobado.

En este mundo del oscurantismo, las vías para obtener recursos son diversas. Una muy socorrida es la caja sustraída al aparataje estatal, al que obligan a contratar a la casta de conchabados que pululan en torno a los gobiernos. Otra son las "boletas ideológicamente falsas", emitidas por amigos o familiares por servicios jamás prestados, pero muy reconocidos.

Y hoy, esta falta de regulación contribuyó al embrollo institucional en que nos encontramos, deslegitimando aún más la actividad política, que ahora vive su climaterio de máxima decrepitud, manifestado no solo en que en la última elección presidencial únicamente votó el 52,62% del total del padrón electoral, sino también en los existentes índices obscenos de incesto entre el dinero y la política.

Este cáncer sistémico solo se sanea con realismo político, en la medida que sea precedido de un verdadero ejercicio que desnude toda la verdad; de otro modo, la solución a que se arribe devendrá en otro ejercicio más de cinismo e hipocresía política.

Con total responsabilidad...

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