Las nuevas glorias de Santos
Yo me lamento: si no me hubiera demorado tanto en São Paulo, quizás habría podido comprar una entrada y ahora estaría en las graderías de Vila Belmiro, el pequeño e histórico estadio del Santos FC, preparándome para ver jugar al garoto prodigio de mechas paradas que gana 400 millones de pesos al mes contra el malabarista de sonrisa ancha que en los noventa encandiló al mundo mientras jugaba por el Barcelona. Pero no: son pasadas las diez de la noche -la hora del partido- y recién estoy bajándome del bus que tomé hace una hora en la estación Jabaquara de São Paulo.Â
Al salir pido un taxi, y el chofer tiene la radio a todo volumen. Santos ya gana 1-0: Ezequiel Miralles -el mismo que jugó en Colo Colo- hizo un gol a los 18 segundos de juego. Y resulta que el primer tiempo es un partidazo: Neymar anota el segundo minutos después y luego Atlético Mineiro empata a 2, que sería el resultado final.Â
Al día siguiente, ahora sí, estoy en Vila Belmiro, un estadio metido en pleno barrio residencial de Santos -algo así como el Santa Laura, en Santiago-, no para ver un partido sino para conocer uno de los nuevos atractivos turísticos de la ciudad. Al menos para quienes tenemos espíritu futbolero y amor por la historia (y con eso no somos pocos): el Memorial Das Conquistas do Santos FC. Un museo en el estadio que cuenta la gloriosa historia de este club que en los sesenta lo ganó todo -cuando jugaba Pelé- y que ahora, con Neymar entre sus filas, fue campeón de la Libertadores 2011 y le ganó la Recopa a la Universidad de Chile hace unos meses, y que vive un nuevo momento de gloria, como lo atestiguan las 26 mil personas que visitaron este museo en enero de este año, cifra récord desde su creación en 2003.
El Memorial Das Conquistas es una oda a uno de los equipos más queridos de Brasil, apreciado incluso entre quienes no son santistas. Porque a otros equipos como Corinthians, São Paulo o Palmeiras se les puede odiar. Pero a Santos, no. Por decirlo de algún modo, Santos es como Wanderers de Valparaíso, pero mucho más exitoso.Â
Aparte de las copas y las vitrinas dedicadas a Pelé y a Neymar -donde una pantalla exhibe en un loop infinito su gol elegido por la FIFA como el mejor de 2011-, quizás lo más notable es entrar al camarín que, por cierto, se llama Edson Arantes do Nascimento. Allí, los casilleros tienen la fotografía de cada uno de los jugadores del plantel, pero sólo una es en blanco y negro. Es el casillero de Pelé -está al lado del de Neymar-, y es el único que permanece siempre cerrado: según la leyenda, O Rei dejó algo guardado ahí tras su último partido en 1974 y, desde entonces, nunca se ha abierto. Por cábala.Â
Sin embargo, hace poco Pelé le dijo a Folha que sí había abierto el casillero algunas veces desde que dejó de jugar, pues en ocasiones iba a entrenar con el club, y que si hubiera algo importante allí, ya lo habría sacado para el futuro Museu Pelé, que hoy se construye en el Centro Histórico de Santos y que espera estar listo a fines de 2013. Pero en el club, está claro, siguen acrecentando el mito. Dicen que sólo él puede...
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