Las nuevas formas del vino en Rioja Alavesa - 15 de Diciembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 548823330

Las nuevas formas del vino en Rioja Alavesa

César Sáenz de Samaniego tuvo una noche agotadora. Entre las ocho de la tarde del sábado y la madrugada de este domingo se paseó por los viñedos de la bodega Pagos de Leza sin más luz que la de la luna y su linterna. Fue una noche fría, quizá avisando la proximidad del otoño en la Rioja Alavesa, comarca ubicada en los valles interiores del País Vasco, en el noroeste de España.

Sáenz no estuvo solo. Junto a él, una veintena de personas exploró las ramas de vid en busca de sus mejores frutos. No eran viñateros ni empleados de la bodega: el grupo de visitantes había decidido pasar toda la noche del sábado como trabajadores en la vendimia. La experiencia, dice Sáenz el día después, valía la pena. "La vendimia nocturna es algo reciente en Pagos de Leza y se hace para elaborar una etiqueta nueva llamada Penumbra. La idea es que esas uvas sean seleccionadas por amigos y visitantes, lo que le da otro sello a este vino", explica Sáenz, mientras avanza bajo el calor del mediodía.

La vendimia llegó un poco tarde a la Rioja Alavesa. Las heladas atrasaron un par de semanas el proceso que usualmente se hace la primera quincena de octubre. Por eso, hacia fines de mes -cuando recorremos este lugar- aún quedan muchos racimos por recolectar: la viña está llena de granos de tempranillo y de vendimiadores que se mueven entre el traslado de cajas de carga y la bulliciosa procesión de tractores repletos de uvas.

El viento sopla fuerte y dispersa el aroma de las parras y el de sus frutos mientras son pisoteados en este terreno de dos hectáreas. Nos rodea la Sierra de Cantabria, límite natural que marca la zona viñatera de la Rioja Alavesa, en el valle del Ebro. La bodega Pagos de Leza está a los pies del cordón montañoso, enterrada en su mayor parte, y tiene un diseño de madera y colores tierra que hacen eco del paisaje. Pagos de Leza es además representante de una tendencia actual en las viñas de la zona: con restaurante, asador y wine bar, aquí se despliega una versión refinada de la experiencia viñatera, con actividades como esta vendimia nocturna bajo el influjo de la luna (el proceso no es solo show para turistas, sino que tiene razones técnicas: si se vendimia con sol, los granos pueden alcanzar los 35 grados Celsius y eso afecta el proceso).

Sáenz, el hombre a cargo de llevarnos en esta experiencia, dice que, a pesar de que la mayoría de los factores para producir el reconocido tinto riojano están normados por el Consejo Regulador de Origen Calificado, en Rioja Alavesa la actitud de los locales y su inquietud por mejorar este vino no tiene que ver con reglas sino con una forma de vida: aquí hay alrededor de doce mil habitantes y unas cuatrocientas bodegas, lo que implica que, de una manera u otra, todos trabajan por y para la vid.

"Eso es único: en este lugar, la rutina de todos gira en torno a las viñas. Esa devoción ha producido proyectos innovadores como el de Penumbra", dice Sáenz sobre este vino de edición limitada, producido a partir de la recolección nocturna de tempranillo, con control térmico y maceración carbónica.

Estos parronales tienen su origen en 1898...

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