Nuevamente han perdido los pobres - Demetrio Rodríguez contra San Antonio - El coraje de sus convicciones. Dieciséis norteamericanos que lucharon para llegar a la Corte Suprema - Libros y Revistas - VLEX 976574381

Nuevamente han perdido los pobres

AutorPeter Irons
Cargo del AutorProfesor emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de California
Páginas253-261
253
EL CORAJE DE SUS CONVICCIONES
I
«NUEVAMENTE HAN PERDIDO LOS POBRES»
El nombre de Demetrio Rodríguez apareció a la cabeza de los que presentaron
una queja ante el tribunal federal de San Antonio, Texas, el 10 de julio de 1968.
Otros seis padres de niños en el Distrito Escolar Independiente de Edgewood, ubi-
cado en el dilatado barrio hispano, sobre el lado oeste de San Antonio, incorpora-
ron sus apellidos al juicio contra una extensa lista de autoridades escolares y
estaduales. La demanda se basaba en la inferioridad de la educación que recibían
los niños de Edgewood, y de todas las familias pobres de Texas, debido a que el
sistema de financiación escolar del estado se basaba en un injusto impuesto en
concepto de contribución territorial. Los padres de Edgewood le solicitaron al tri-
bunal federal que declarara la inconstitucionalidad del sistema y ordenara al estado
que equiparara todas las asignaciones de fondos destinadas a los 1.000 distritos
escolares en Texas.
Demetrio Rodríguez era la opción lógica para encabezar la lista de los actores
en la demanda. Veterano de la Marina y la Fuerza Aérea de 42 años de edad, había
trabajado durante más de quince años en la Base de la Fuerza Aérea en Kelly,
exactamente al sur de su hogar en Edgewood. Demetrio y su familia vivían en una
pulcra casa blanca en la Avenida Sylvia, una calle sin aceras ni bocas de tormenta.
Los alrededores del vecindario estaban poblados por gallos que cantaban. Tres de
sus cuatro hijos concurrían a la Escuela Primaria de Edgewood, exactamente a una
cuadra de distancia frente a una plaza polvorienta. El edificio de la escuela estaba
derrumbándose, las aulas carecían de los elementos básicos, y casi la mitad de los
maestros no tenían título habilitante y trabajaban como suplentes. Demetrio temía
que las escuelas de Edgewood no prepararan a sus hijos para competir por los
buenos empleos que los «anglos» controlaban en San Antonio. Se convirtió en un
activista de los problemas básicos de la comunidad y colaboró en la organización
de la Edgewood District Concemed Parents Association (Asociación de Padres del Distri-
to de Edgewood).
El grupo de padres se vio frustrado en su intento de solicitar a las autoridades
escolares la introducción de mejoras en las veinticinco escuelas del distrito, a las
que concurrían 22.000 estudiantes. El doctor José Cárdenas, superintendente escolar
del distrito, explicó con gran tristeza, que no contaba con el dinero suficiente como
para reconstruir las escuelas y contratar a maestros mejor capacitados. Detrás de las
cifras financieras pesimistas emergían las estadísticas étnicas. Más del 90% de los
estudiantes de Edgewood eran hispanohablantes, el 6% estaba integrado por ne-
gros, y menos de uno en veinte provenían de las comunidades angloamericanas
que dominaban los negocios y el liderazgo político de San Antonio.

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