La nueva vida de Montmartre - 12 de Abril de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 564903270

La nueva vida de Montmartre

Llevábamos casi dos horas caminando por Montmartre, el antiguo barrio parisino de los artistas, la bohemia y la Belle Époque. Ya era de noche y los faroles de la avenida Junot estaban encendidos. Casi al llegar a Villa Léandre, una pequeña callecita sin salida sobre la colina, dos guardias con sombrero y abrigo conversaban frotándose las manos y exhalando vapor por la boca. Había sido un día frío y lluvioso en París.

Julien Michau, el parisino que me acompañaba, un enfermero que por su trabajo conoce muy bien este barrio -ha pasado buena parte de su vida profesional visitando pacientes en distintos domicilios de Montmartre-, le pidió permiso a los guardias para pasar y subir la escalera que conecta la avenida Junot con la emblemática rue Lepic. Sí, la misma calle donde vivió Vincent Van Gogh con su hermano Theo a fines del siglo XIX. La misma por la que se llega al famoso Molino de la Galette, que retrataron varios pintores impresionistas como Auguste Renoir o Henri de Toulouse-Lautrec (y que todavía se mantiene casi tal como en las pinturas). Y la misma donde, seguramente, Pablo Picasso y otros eximios artistas, como Henri Matisse o Guillaume Apollinaire -quienes también vivieron y trabajaron cerca de aquí-, caminaron más de una vez, buscando inspiración para sus obras.

Conocedor como pocos, Julien había dicho que la vista desde este lugar era especial. Es más: hasta hace no mucho tiempo -explicó- esta escalera no tenía rejas ni guardias vigilando. Muchos parisinos venían hasta aquí porque, efectivamente, era un lugar único y, sobre todo, romántico para admirar la ciudad.

-Mira hacia allá.

Una vez arriba, a través de un pequeño callejón entre dos casas de estilo neoclásico, la imagen fue, cuanto menos, cinematográfica. A lo lejos, allí estaba, toda iluminada, brillando en medio de la noche, la mítica torre Eiffel.

-Este es un lugar súper escondido, donde casi no llegan turistas. Pero ahora aquí hay un hotel -dijo Julien, indicando un portón verde y una gran casona detrás.

Cierto. Pasando las rejas y el portón verde se escondía el Hotel Particulier, uno de los últimos secretos de Montmartre. En una casona tradicional blanca que alguna vez perteneció a la familia Hermès, rodeada por un jardín proyectado por el paisajista Louis Benech -el mismo que en 1990 renovó una parte de los jardines de las Tullerías-, este elegante hotel boutique abrió hace unos años, pero hace solo dos semanas inauguró un pequeño y escondido bar de cócteles que hoy es, sin duda, uno de los lugares más chic de Montmartre. Y quizás de París.

Al interior, varias parejas tomaban un trago junto a la barra, mientras de fondo sonaba música electrónica. El Hotel Particulier era un buen ejemplo de lo que hoy está pasando en Montmartre. Un barrio que, por un lado, se mantiene como uno de los mayores hitos turísticos de la ciudad, atrayendo a millones de visitantes en busca de la nostalgia bohemia y artística de un París que en muchos aspectos se fue. Pero que, al mismo tiempo, y a solo un par de calles de distancia, todavía esconde varios rincones que muestran una ciudad más auténtica, donde muchos parisinos sueñan con vivir, aunque eso les cueste varios miles de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR