La nueva vida de los desechos
La mayoría de esos desechos son bolsas plásticas: se estima que en Chile se consumen más de 3.400 millones anualmente, y cada una se demora en biodegradarse 400 años aproximadamente. Pía Álvarez (29), una de las dueñas de la empresa familiar de mujeres "Joya Plástica", fabrica accesorios hechos con bolsas de todo tipo, que son recolectadas por su círculo cercano y por donaciones. La técnica que utilizan fue iniciada por su bisabuela. Luego de 5 años de su creación, llevan más de diez mil bolsas recicladas.
-La idea es que la gente cambie su cultura de consumo y entregar un producto de calidad, visualmente atractivo y amigable con el medio ambiente -dice Pía.
Ella junto a sus hermanas y su mamá comenzaron con este negocio para romper con el mito de que las cosas recicladas son de mala calidad, y demostrarle a la gente que un producto a base de bolsas de plástico puede ser también un objeto de deseo.
-Las cosas que se hacen con reciclaje no se valoran, porque muchas no tienen terminaciones gráficas o de diseño muy acabadas. Nosotras usamos las bolsas tal cual, sin pintarlas, pero les agregamos adornos de calidad bañados en oro y en plata, y el recibimiento de la gente es muy bueno.
La diseñadora Francisca Richard, de 28 años, con su marca llamada "Urban Austral" se dedica a hacer billeteras, fundas de anteojos e Ipads, reutilizando el cuero de cordero que es botado o quemado por las industrias alimentarias de Aysén. Tras años trabajando en una empresa de retail, le impactó el sistema de consumo, la producción en masa y las condiciones de trabajo con las que se encontró. Desde ahí que decidió crear un producto a partir de desechos.
-Eso que ellos consideran "basura", es material increíble que se puede usar para muchas cosas -dice Francisca Richard.
Volver a la raíz
La diseñadora y académica de la UDP, Natalia Yáñez (31), inició su marca homónima hace cuatro años, bajo el concepto del "slow design": desarrolla procesos productivos manuales, pero que al sistematizarlos reducen su impacto. Su última colección "Las Chilotas" trata de accesorios hechos con una fibra sintética, desechada por empresas que fabrican cables eléctricos. A este material que no tiene ningún uso le agrega el valor de diseño al crear collares y pulseras.
-Uno no puede desconocer que desde hace tiempo existen estas iniciativas, pero que no tenían vitrina. Yo estoy desde el año 2004 trabajando en proyectos de reciclaje, pero hoy hay más interés e intención de búsqueda -dice...
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