La nueva realidad
"Inicialmente trabajaba en pijama y no encendía la cámara en videoconferencias, me pasaba por alto la hora de comida y trabajaba más horas que las de costumbre. Ahora tengo la rutina de levantarme temprano y prepararme para ir a la oficina como de costumbre". El comentario, que resume parte del impacto en la cotidianeidad del forzoso traslado de la vida laboral al hogar, corresponde a una de las chilenas encuestadas durante el estudio "Mujer y trabajo en remoto durante covid-19", liderado por el IESE Business School de la Universidad de Navarra, donde también participan ESE Business School de la Universidad de los Andes y el Centro de Investigaciones Humanismo y Empresa de la Universidad del Istmo (Guatemala).El director ejecutivo de esta última entidad, Hugo Cruz, es categórico al resaltar entre los resultados preliminares de la investigación que "efectivamente, la mujer profesional ha llevado la peor parte en esta pandemia". Durante los últimos años, se venía planteando que el mayor obstáculo para incrementar la participación laboral femenina era que las labores de cuidado y trabajo doméstico seguían asociadas al género, lo que el académico llama "la jornada extendida de la mujer, porque terminaba la oficina y (le esperaban) largas horas de trabajo en el hogar. Ahora que esas cosas van en simultáneo, es impresionante la carga emocional y psicológica que esto implica". El 40% de las mujeres encuestadas se consideran primera responsable de las personas dependientes de su casa, cuidados que solo asumen el 21% de los hombres. Solo un 11% son personas solas.Desde Pamplona, la profesora Mireia Las Heras explica que el desarrollo tecnológico y la globalización generaban un escenario propicio para impulsar el trabajo a distancia, que además de ser favorable para el empleo femenino generaría beneficios para las empresas y la sociedad. Pero la pandemia, como en otros ámbitos, propició un aterrizaje forzoso. Concuerda en esto -aclarando además que no todos los rubros pueden funcionar remotamente- la directora del Centro Trabajo y Familia de la Universidad de los Andes, María José Bosch:-La forma de trabajar cambió con el covid. Pensar en plantas libres con muchas personas, una al lado de la otra, es muy poco probable que suceda, y a muchas empresas les va a convenir que no todas vayan a la oficina, pero para eso necesitamos aprender a teletrabajar. Hasta ahora no ha sido teletrabajo normal, es de emergencia, donde no tenemos redes de apoyo, y además del trabajo (remunerado) tienes que hacer lo doméstico, cuidado de la familia y el trabajo educativo, entonces es mucho más complejo trabajar en estas condiciones.Lo repentino de este cambio de paradigma se refleja en las cifras que entrega el Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales de la Universidad Católica (Clapes UC), donde las personas asalariadas con contrato trabajando a distancia en Chile pasaron de 33.966 (22.235 mujeres) a 992.934 (503.063 mujeres) entre abril-junio del año pasado y el mismo período de 2020. El investigador de Clapes UC, Juan Bravo, explica que si se considerara además a los independientes, que...
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