La nueva era del feminismo - 7 de Enero de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 657092709

La nueva era del feminismo

En cambio, entre aquellas que están en la primera línea del movimiento feminista, hay desesperanza, división y desafío. La derrota de Hillary Clinton fue también la de ese movimiento.

Un hombre cuya actitud hacia las mujeres es un retroceso pare el feminismo ahora fija el tono para el país. El gabinete que ha nombrado Donald J. Trump incluye hombres -y algunas mujeres- con antecedentes públicos que indican una hostilidad hacia una serie de temas muy importantes para aquel movimiento. Una mayoría de mujeres blancas votó por él, lo que anuló los mitos de la solidaridad femenina y la creencia de que si un político degradaba a la mujer jamás sería elegido.

De un modo más amplio, existe el temor de que puedan ser pisoteados o ignorados los temas que les atañen a las mujeres, de acuerdo al movimiento: derechos reproductivos, la salud, avances en el trabajo y la lucha contra el acoso sexual, entre otros.

La Marcha de las Mujeres en Washington, el 21 de enero próximo, es una metáfora apropiada para el momento: el movimiento como un grito fundamental. Se originó en un posteo en Facebook, no estuvo conectada con ninguna organización femenina establecida y no ha preparado ni un listado de demandas. Cientos de miles de mujeres aseguran que van a ir, ¿pero su ira se convertirá en un movimiento más amplio?

En las semanas que siguieron a las elecciones, en conversaciones con casi dos docenas de defensoras de la mujer, escuché las fracturas de un movimiento que aún se reagrupa después de una derrota inesperada. Ellas saben que Clinton no representaba al movimiento feminista de manera directa y que se podía votar en contra de ella sin decir por eso que se votaba contra el feminismo. Pero una de las metas del movimiento era romper ese cielo de vidrio fundamental. Algunas aseguran que el no poder hacerlo fue tan devastador que es tiempo de partir de nuevo desde cero. Otras insisten en que es el momento de mantener el rumbo.

Los desafíos son un sustituto para las interrogantes que el Partido Demócrata tiene que enfrentar sobre clase, raza, política de identidad y tácticas. El movimiento debe sopesar cómo ampliar su mensaje sin perder su base. El hecho de intentar atraer a la clase trabajadora blanca podría alejar a las mujeres negras, a quienes todavía les duele que las blancas votaran por un hombre que es considerado por muchos como racista; una preferencia que pareció poner la identidad racial por sobre la solidaridad de género. Algunas mujeres más jóvenes...

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