La nueva Constitución y los 50 años - 14 de Julio de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 938011866

La nueva Constitución y los 50 años

Que el proceso constituyente, en este segundo intento que Chile se ha permitido, coincida con el debate en torno a los 50 años puede verse como un obstáculo más para alcanzar un acuerdo susceptible de concitar adhesión popular, o como una oportunidad.Y es que aquello que parece difícil de convenir en retrospectiva -no solo las violaciones a los derechos humanos (en eso habría acuerdo), sino también que el golpe militar nunca debió ocurrir- no parece tan difícil de constituir un compromiso político hacia el futuro, fundante del nuevo orden constitucional: las fuerzas políticas que suscriban el futuro proyecto de Constitución pueden y deberían comprometerse a preservar la democracia y renunciar al recurso de la violencia para promover o impedir el cambio político.Este compromiso hasta cierto punto puede parecer trivial y está implícito en las bases institucionales que enmarcan el proceso, así como en una serie de disposiciones acordadas por la Comisión Experta, acerca de las formas de constituir y organizar el poder o de los derechos políticos reconocidos a las personas, que el Consejo Constitucional razonablemente debería mantener. También está implícito en la disposición del borrador que permite declarar inconstitucionales a los partidos políticos, movimientos u otras formas de organización "cuyos objetivos, actos o conductas no respeten los principios básicos del régimen democrático (...), hagan uso de la violencia, la propugnen o inciten a ella".Aun así, el Consejo Constitucional podría ser más explícito en el compromiso con la democracia, aprovechando el debate en torno a los 50 años como una oportunidad para concitar mayor adhesión hacia su propuesta de nueva Constitución. Sabemos que su trabajo enfrenta el peligro de un nuevo fracaso, no solo si se propone un texto que nuevamente sea visto por amplios sectores de la población como partisano -ahora, de otro signo-, que movilice activamente a esos sectores hacia el rechazo, sino también, y esto es nuevo, si el texto que se somete a plebiscito no moviliza a nadie, porque carece de propuestas significativas que apelen a un cierto sentido histórico, propio de los momentos constituyentes. Sin eso, la apatía, indiferencia y desconfianza de la ciudadanía, como lo advierten algunas encuestas, pueden fácilmente traducirse en rechazo por parte de quienes de todos modos están obligados a ir a votar.Este asunto debe preocupar al Consejo Constitucional. Enrique Barros, en estas mismas páginas, ha...

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