La nueva cicatriz (indeleble) de Santiago - 19 de Enero de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 838957652

La nueva cicatriz (indeleble) de Santiago

A 3 meses del inicio de la crisis, en la capital los signos están claros y han dejado una marca que ya se advierte perdurable. Es el espacio que va, aproximadamente, desde la Casa Central de la Universidad Católica hasta Providencia con Salvador. El lugar donde se han concentrado las acciones de protesta y la violencia callejera.Constatar la destrucción inmisericorde surge como algo ineludible. El pavimento de las calles en muchos tramos no existe; los monumentos y las esculturas son prisioneros de guerra y su suerte se desconoce; paraderos, semáforos, estaciones de metro y luminarias son estructuras damnificadas que afectan, en su actual inoperancia, la vida del ciudadano común y corriente.A los vecinos de esta zona, la situación los ha llevado desde la inmovilizante sorpresa inicial a la activa e inorgánica desesperación actual: algunos han resuelto irse de ahí, porque no pueden seguir viviendo en ese entorno peligroso que, además, los agrede visual y auditivamente. Su barrio ya no es su barrio. Fue sitiado y tomado.La visión de la destrucción estremece, y caminar por las veredas norte y sur de Alameda y de Providencia -una necesidad para entender mejor lo que sucede en el país- sume a quien sea en interrogantes que aún no tienen respuestas. Observando el feísmo imperante, el desorden, la abigarrada trama de consignas, frases hechas e insultos, y los escombros en que están convertidos sitios que para muchos eran significativos en términos históricos, religiosos o simplemente familiares, pronto también se levanta la sensación de que allí hay algo que ya está fundado o que se está convirtiendo en algo establecido, controlado.Una especie de caos sociocultural y político que incluye a todos y que se alimenta a diario por un informe espíritu libertario, sin normas de ningún tipo, que no reconoce autoridad y que no acepta consideraciones relativas; al revés, cada una de esas frases, cada violencia sobre los bienes de uso público e incluso cada intento de expresión artística viene acompañado de una certeza absoluta que, simplemente, no acepta ninguna digresión. El imperio de una subjetividad donde no cabe el otro. La división zanjada."Para la eternidad"El 27 de diciembre, mientras se producían serios incidentes, Mauricio Fredes (33), escapando de la policía, cayó a una fosa de 1,80 metros de profundidad en Irene Morales con Alameda. Allí murió y hoy se levanta "una grutita" o más bien una animita dedicada al fallecido. La custodian seis...

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