La nueva aristocracia de Estados Unidos - 27 de Enero de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 554375454

La nueva aristocracia de Estados Unidos

Cuando los candidatos para la nominación presidencial republicana se presenten en el escenario para su primer debate en agosto, habrá tres competidores cuyos padres también se postularon para Presidente. Quien sea que gane podría enfrentar a la señora de un ex Presidente el próximo año. Es extraño que un país que se fundó sobre el principio opuesto al del estatus heredado sea tan tolerante a las dinastías. Como Estados Unidos nunca ha tenido reyes ni lores, pareciera que no se preocupa tanto de las señales de que su élite se está calcificando.

Thomas Jefferson trazó una distinción entre la aristocracia natural de los virtuosos y talentosos, lo cual era una bendición para la nación, y una aristocracia artificial basada en la riqueza y el nacimiento, que lentamente la estrangularía. El mismo Jefferson era un híbrido de los dos -un abogado brillante que heredó 4.400 hectáreas y 135 esclavos-, pero la distinción ha demostrado ser duradera. Cuando los "barones ladrones" (industriales y banqueros que en el siglo XIX monopolizaron sus sectores y se hicieron ricos con prácticas contrarias a los principios del libre mercado) acumularon fortunas que causaron la envidia de los príncipes europeos, la combinación de su propia filantropía, la extravagancia de sus hijos y el antimonopolismo federal hicieron que los estadounidenses nunca supieran cómo sería vivir en un país donde la élite podía autorreproducirse.

Ahora lo están empezando a descubrir, porque los ricos de hoy cada vez más les heredan a sus hijos un activo que no pueden dilapidar en unas cuantas noches en un casino. Es mucho más útil que la riqueza e invulnerable a los impuestos: sus cerebros.

El capital intelectual impulsa la economía del conocimiento, así es que quienes tienen mucho de ese capital se quedan con un pedazo más grande de la torta. Y eso es cada vez más heredable. Mucho más que en las anteriores generaciones, los hombres inteligentes y exitosos se casan con mujeres inteligentes y exitosas. Ese "emparejamiento selectivo" aumenta la desigualdad en 25%, según estimados, pues dos personas con grado académico en la misma casa generalmente tienen dos ingresos altos. Las parejas poderosas conciben niños inteligentes y los crían en hogares estables; solo 9% de las madres universitarias no están casadas, comparado con 61% de las que dejaron la secundaria. Ellas estimulan a sus hijos sin cansancio: a los cuatro años los niños de los profesionales escuchan 32 millones de palabras más que...

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