La novela no escrita de Sergio Parra - 22 de Noviembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 544909086

La novela no escrita de Sergio Parra

Las historias de Sergio Parra son así, de novela. Como las que pueblan los anaqueles de su emblemática librería de calle José Miguel de la Barra. La misma que ha sido visitada por políticos, escritores, artistas y hasta premios Nobel de Literatura como Mario Vargas Llosa y J. M. Coetzee.

-Ellos llegaron motu propio -dice.

-¿Y Paul Auster?

-A él, gente en Estados Unidos le había hablado de la librería. También pasan muchos políticos. Juan Gabriel Valdés, Viera-Gallo. El ex ministro Jaime Mañalich leía ciencias sociales, filosofía, narrativa. Él era muy duro al principio, no hablaba, no dejaba que uno se metiera en su selección de libros, y con el tiempo empezó a ceder a las recomendaciones que yo le hacía. El otro es Juan Andrés Fontaine, ex ministro de Economía. Él viene todos los años en Navidad y yo le armo los paquetes con libros que les regala a sus hijos.

Su apariencia es cinematográfica. Viste desde hace 30 años de la misma manera: traje negro, camisa blanca, zapatos de charol negro, sin corbata. Hoy, a sus 50 años, con sus gafas semirredondas de marco negro, con el pelo entrecano, ligeramente largo y un poco desordenado, parece emular a Marcello Mastroianni en Casanova 70. Parra dice que lo suyo no es pose, sino pragmatismo. Cuenta que cuando llegó a Santiago era pobre y pensó que si se vestía así, nadie notaría que no tenía más ropa y que se vería siempre bien.

Hoy tiene más de un traje y varias camisas. Las plancha él mismo, religiosamente, cada domingo, de 8 a 10 de la noche. "Mis amigos saben que no me pueden invitar a nada los domingos en la noche", dice.

Vive solo en un departamento pequeño, en el famoso edificio con forma de barco frente al cerro Santa Lucía. No tiene nana. Tenía, pero un día descubrió que uno de sus cuadros estaba manchado con limpiamuebles y, desde entonces, prefirió hacer la limpieza él mismo. Es algo que le va bien, considerando su manía neurótica al respecto.

"Soy un tipo súper disciplinado, porque provengo de una familia de clase media muy humilde que tenía mucha disciplina. Mi madre era muy disciplinada en sus horarios. Mi padre era vendedor y salía todos los días a trabajar. De lunes a viernes no tomaba nada, pero llegaba el viernes, iba al supermercado, compraba todas las cosas, se acostaba y se levantaba el lunes. Tomaba en la cama, y eso era disciplina. De alguna manera uno repite los mismos modelos. Yo trabajo de lunes a viernes y, antes, el fin de semana tomaba. Yo ceno en mi departamento y lavo los platos inmediatamente. Hago todo para poder sentarme a leer, no quiero pensar en que hay dos platos sucios en la cocina. En los 11 años que llevo con la librería, llego todas las mañanas a barrer el local y a limpiar el piso a las nueve y media, para abrir a las diez".

Todos esos hábitos se mantienen, salvo el del alcohol. Luego del incidente en el bar, Sergio Parra decidió pedir ayuda a un amigo y se internó en una clínica para rehabilitarse. Dice que está sobrio desde entonces. Y sabe que esta es una enfermedad con la cual va a vivir toda su vida. Un mal crónico, como la poesía, dice, de la cual tampoco se va a recuperar nunca, pese a que la tiene abandonada. "Yo siempre seré poeta. Aunque...

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