Noriega, el militar panameño que sabía demasiado - 11 de Diciembre de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 337798374

Noriega, el militar panameño que sabía demasiado

A las 17:30 hora local, en un vuelo de Iberia, llegará a Ciudad de Panamá el ex "hombre fuerte" de ese país devenido en anciano convicto. Su peregrinaje comenzó hace 22 años, cuando fue capturado como "prisionero de guerra" tras la invasión de EE.UU.; luego pasó dos décadas preso en Miami por cargos de narcotráfico, y después dos años más en Francia. Ambos países aceptaron extraditarlo a Panamá en junio pasado. Hoy regresa a su tierra para cumplir 60 años de cárcel por cargos que van desde asesinato hasta violaciones medioambientales.

Es el comienzo del epílogo de un hombre que encontró en el Ejército una salida de la pobreza, y una manera de hacerse de los placeres que la cuna le negó.

En la pobreza

Manuel Antonio Noriega nació el 11 de febrero de 1934 en Guachimango, un pueblo perdido en la selva. Mestizo, se crió sin madre en los arrabales de Ciudad de Panamá. Su origen lo marcó y definió su carácter, lo mismo que las profundas marcas que una viruela temprana dejó en su cara y que lo convirtieron en "cara de piña".

Estudió en una escuela pública y ganó una beca en la Escuela Militar de Chorrillos, Perú. En 1962, como teniente, empezó su ascendente carrera. Se especializó en contrainsurgencia y guerra psicológica.

En 1968 respaldó el golpe de Estado que puso al carismático militar Omar Torrijos en el poder. Dos años más tarde fue nombrado jefe del G-2, el temido servicio de inteligencia. En ese puesto desarmó un complot contra el gobernante. Pero el 31 de julio de 1981, cuando el avión en que viajaba Torrijos explotó en pleno vuelo, varios apuntaron a Noriega como responsable, en conjunto con la CIA.

Nunca juró como Presidente, pero se convirtió en el titiritero de los destinos de Panamá. Sobre Noriega hay mitos y verdades, pero es difícil determinar dónde termina uno y dónde empieza otro. Era amigo de Pablo Escobar y de Fidel Castro.

Según la acusación judicial de EE.UU., en junio de 1984 Castro intercedió en una pelea entre Noriega y Escobar luego que agentes de la DEA destruyeran un laboratorio de cocaína en la selva del Darién, sur de Panamá. El cartel había pagado US$ 5 millones a Noriega para operar sin problemas. Según Washington, Castro llamó a Noriega a La Habana y le recomendó resolver por las buenas la situación. Castro negó el episodio.

A Noriega parecía moverlo el placer y la ambición personal, más que alguna ideología o deseo de posteridad. Era amigo de los sandinistas nicaragüenses, pero facilitaba ayuda a los Contras...

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