No sólo energías convencionales - 19 de Marzo de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 261136122

No sólo energías convencionales

Más allá de ese debate hoy abierto en el mundo entero, la opción de las energías renovables no convencionales ha recobrado nuevas fuerzas en Chile. Todos coinciden en que ellas deben ser parte de la matriz energética, pero hay diferencias respecto de su importancia relativa. Algunos quisieran que ellas fuesen la opción preferente, pero eso parece impracticable. Según el último "Reporte del estado global de las energías renovables", las no convencionales generan alrededor del tres por ciento de la energía mundial. Esa proporción es superior en algunos países, pero en ninguno representa hasta ahora la fuente energética principal. Varios se han puesto metas ambiciosas: en 2005, la Unión Europea postuló pasar de cerca de nueve por ciento de su matriz basada en energías no convencionales a 20 por ciento en 2020.

No todos los países se autoimpusieron esta meta, por el dispar desarrollo entre ellos. Algunos ya la habían superado, como Portugal y Suecia; otros que estaban muy lejos, como Bélgica, la República Checa o el Reino Unido, se inclinaron por metas más modestas. Así, incluso países ricos avanzan gradualmente hacia este objetivo. Es entendible, pues esta vía de generación sigue siendo, en promedio, bastante más cara que las tradicionales y, por tanto, su desarrollo supone una combinación de subsidios, beneficios tributarios y cuotas para evitar encarecimientos demasiado importantes en los precios que pagan consumidores y empresas. Tras la crisis económica de los últimos dos años, se estima que varios países no podrán cumplir sus propósitos. Es el caso de España, por ejemplo, que ha debido suspender parte de los subsidios a las energías no convencionales.

Chile, que recién está comenzando a explorar este camino, puede aspirar quizás a metas ambiciosas en materia de energías no convencionales, pero para hacerlas sustentables debe cumplirlas de modo gradual. Sin embargo, como necesita duplicar su generación cada dos o tres lustros, es impensable que pueda hacerlo sólo por medio de estas fuentes y deberá seguir descansando en las tradicionales. Esta realidad debería ser reconocida por nuestros líderes políticos y de opinión pública, y actuar en consecuencia. Obviamente es razonable aspirar a reducir el impacto ambiental del desarrollo de las fuentes tradicionales, pero se suele olvidar que las normas y la institucionalidad para este efecto han sido, en general, bien evaluadas por organismos independientes como la OCDE. Es un motivo adicional...

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