'No necesitas tener a una persona amordazada en una pieza para tenerla secuestrada'
José Avaria Garibaldi, el padre del joven estudiante de Derecho José Pablo Avaria Tarud, ha dormido solo dos de las últimas cuarenta horas, cuando habla a media tarde de ayer con "El Mercurio" para relatar por primera vez las horas de angustia generadas por el ataque del que fueron víctimas en la tarde del jueves por parte de una organizada banda criminal, que mediante llamados telefónicos hizo creer al padre que había secuestrado al hijo, y a este que su progenitor se había accidentado. Todo con el fin de robar.
"Mucha gente está pensando que caímos ingenuamente, pero yo creo que mi hijo es un verdadero héroe que resistió por siete horas una presión psicológica extrema, donde le señalaban que su padre estaba en las condiciones más complejas. Por otro lado, yo, durante cinco horas, estuve convencido de que mi hijo estaba siendo mutilado, torturado, violado y en pésimas condiciones... y pensando que corría contra el tiempo para salvar su vida. Creo que todo padre haría lo mismo en mi lugar", dice Avaria.
Añade que "como chilenos, no podemos permitir ni tolerar que el país pase a nuevos niveles de inseguridad y delincuencia, que jamás hubiésemos querido ni imaginado para nuestros hijos".
Después, relata una tarde de amenazas, carreras y angustia.
Llamada al 133
Todo parte cerca de las dos de la tarde del jueves. "Mi hijo llega a la casa a ducharse, porque había jugado un partido de fútbol, y a las dos de la tarde lo llaman al teléfono de la casa. Le dicen que yo atropellé a una embarazada, que habla el carabinero 'tanto tanto', placa 'tanto'; que estoy en un tremendo problema y que la única manera que no me metieran preso es que llevara bienes a esta familia, como acuerdo reparatorio. Usaron un lenguaje formal y creíble".
"Cuando le cuentan esta historia, mi hijo les dice: '¿Cómo sé que esto no es una estafa?'. 'Llama al 133', le contestan. Lo hace, pregunta si el carabinero existe, y le dijeron que sí. Imagínate, no sé cómo lo hacen, pero quizás intervinieron el teléfono para redireccionarlo a estos gallos. Él no sabe con quién habló, no sabe si eran carabineros, pero le dijeron que sí. Corta el teléfono de la casa y después lo llaman al celular, pues le había dado el número al presunto policía. Entonces hablan por celular y le dicen: 'Ya, llamaste, es verdad'".
Entonces, José Pablo "agarra los televisores, agarra una cantidad de cosas y, en su desesperación, las sube al auto. Le pidieron todo lo de valor, joyas, el televisor, el PlayStation, los parlantes, mi computador. Los echa arriba del auto y le empiezan a dar instrucciones adónde ir".
Las cámaras del condominio Los Castaños, de Lo Barnechea, registran la salida del joven en su Volkswagen Golf a las 15:45 horas.
"Le dicen: 'Anda para acá, anda para allá'. Cuando llega a una...
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