No hay mal que dure cien años ni equipo que lo resista: la U ganó en Macul - 11 de Marzo de 2024 - El Mercurio - Noticias - VLEX 1027059382

No hay mal que dure cien años ni equipo que lo resista: la U ganó en Macul

El romántico viajero es un carnavalDomingo 10 de marzo de 2024. El reloj marca las 20:06 horas y José Cabero pita el final del Superclásico 195. No es uno más. Es histórico. Es historia.Y será leyenda.Universidad de Chile vuelve a ganar en el Monumental después de 8.218 días. Fueron 23 años de lágrimas, burlas y humillaciones. De sueños incumplidos y hazañas no consumadas que Israel Poblete enterró con un cabezazo que enmudeció a Pedrero y también a buena parte del país.Si durante tantas y tantas jornadas de fútbol hubo llanto de angustia, esta vez fue de felicidad. De un "por fin" que parecía no iba a llegar nunca. Por eso la emoción de Marcelo Díaz, el '21', el símbolo que ni siquiera pudo llevarse los tres puntos con el fantástico equipo dirigido por Jorge Sampaoli.O el júbilo de Fabián Hormazábal, uno de los que llegó este año, pero al que no le costó nada empaparse del sentimiento azul y la necesidad moral de ganar en la casa del archirrival. Tendido en el pasto del Monumental, el ex-O'Higgins no podía creer lo que estaba viviendo.Y qué decir de Poblete, el héroe, el Carlos Garrido de los tiempos modernos. Corrió, guapeó, defendió, apoyó y apareció para conectar el centro de Emanuel Ojeda, el central que dejó su función natural para sorprender. Hace no mucho, menos de un año, los hinchas azules no entendían qué hacía el maipucino en su equipo.Lo criticaban. Lo querían fuera.Hoy lo idolatran.Ganó la U y ganó bien. Con atrevimiento, personalidad y carácter. Fue un equipo sereno, mucho más que su rival, que comenzó la jornada con las pulsaciones algo aceleradas, al punto que Maximiliano Falcón golpeó a Hormazábal, pero el réferi y el VAR concluyeron que la violencia fue por sacudirse de la marca, por lo tanto no merecía la expulsión.Primer tiempo casi de ensueño para los azules, con Gabriel Castellón de espectador, porque el equipo de Jorge Almirón no lograba dar con el arco.Sin miedos, sin temores, Universidad de Chile se movía con gusto por Macul. Ni siquiera después de la ventaja retrocedió las líneas, porque entendía que la manera correcta era mirar hacia el frente.Era obvio que, en algún momento Colo Colo iba a reaccionar. Herido en su orgullo y ante la posibilidad de quedar en los libros negros de la institución, empezó el aluvión. Subió el nivel de Carlos Palacios, Guillermo Paiva ingresó enchufado, Vicente Pizarro gestó fútbol y Damián Pizarro le dio peso a la ofensiva.Pero ahí estaba Gabriel Castellón para conjurar todo. Por...

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