'Esta no es solo una crisis del Gobierno, también de la democracia'
Claudio Castro ingresa a un gimnasio repleto de dirigentes de juntas de vecinos en el colegio Domingo Santa María. Allí están representados los 130 barrios de la comuna. Un animador, vestido con una chaquetilla de la municipalidad, le da la bienvenida. Castro toma el micrófono, saca unos apuntes y comienza una cuenta pública. Han pasado siete días desde que los ocho supermercados de Renca fueron saqueados y que la fábrica de ropa interior Kayser fuese quemada, donde además fallecieron cinco personas calcinadas.-Les quiero pedir un minuto de silencio por estos vecinos -dice, mientras invita a los dirigentes a ponerse de pie.Castro luego habla de los 46 heridos que han sido atendidos en los consultorios y que entre ellos hay 13 niños y niñas, incluso de hasta ocho años, que recibieron perdigones mientras acompañaban a sus familiares en manifestaciones pacíficas. Todos ellos -asegura- están siendo asesorados por la dirección jurídica del municipio.Aquel fin de semana, les dice Castro a los vecinos, "se instaló la idea de que Renca fue la comuna símbolo del descontrol", pero que una semana después es "símbolo de esperanza". El cabildo que están organizando, agrega antes de irse, es parte de esa iniciativa, pero la gente aún le teme al caos. Camino al auto que lo llevará a otra actividad, algunos vecinos le preguntan si es necesario que los chalecos amarillos sigan defendiendo los barrios o si sabe cómo la comuna se va a abastecer sin supermercados. Castro, sin embargo, no tiene todas las respuestas. Sentado en el auto, habla de lo que le tocó vivir la noche del sábado 19 de octubre y el domingo durante todo el día:-El sábado terminamos con muchos enfrentamientos. Carabineros salió con todo, con lacrimógenas y perdigones. Nos dimos una vuelta como a las 22:30 por toda la comuna y me bajé a conversar con hartos vecinos. Esa fue la primera noche de las chaquetas amarillas. Andaban con bates y cuchillos, y estaban preocupados. Manifestaban puro temor. Me preguntaban: "Alcalde, ¿es verdad que viene avanzando una turba?".Pero eso no era verdad. Alrededor de las dos de la mañana -cuenta Castro- recibieron un reporte de Bomberos, que decía que estaban en el supermercado Acuenta y que no podían controlar el incendio. A primera hora del domingo el descontrol era generalizado.-Me contacté con el prefecto de Carabineros y me dijo que, como las cinco comunas del poniente de Santiago habían tenido muchos enfrentamientos, estaban replegados, porque se habían quedado sin equipamiento y decían que la noche del domingo podía ser peor. Pero el problema fue que la mañana de ese día fue tremenda, con saqueos a plena luz del día. El mismo prefecto me dijo que pidiera ayuda, porque ellos no tenían de dónde más sacar carabineros.-¿Tampoco había militares?-No, pero en la televisión nosotros veíamos que los militares estaban en la manifestación pacífica de Plaza Ñuñoa, en puras manifestaciones bonitas, y acá estaba el descontrol. Me contacté con distintas personalidades del Gobierno, no me contestaban, les mandé whatsapps diciéndoles que estábamos desesperados, pero no sabíamos con quién más hablar. Después vinieron los incendios más fuertes, se empezó a quemar el Lider y de repente recibí un nuevo llamado del prefecto de Carabineros para decirme que en la fábrica Kayser había cinco personas calcinadas.-¿Fue a Kayser ese mismo día?-Fui en la noche. Era bien impresionante, porque está Kayser, luego la entrada de un condominio y al lado el Lider. Mientras avanzábamos, todas las chaquetas amarillas nos paraban. Nos decían que estaban saqueando un jardín infantil, que estaba tenso. Veíamos el humo, los bomberos saliendo de la fábrica...
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