No elegí vivir entre disturbios - 8 de Diciembre de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 828825593

No elegí vivir entre disturbios

"!M amá¡ !Mamá¡ !Ayuda¡", fue lo que escuchó Mónica cuando contestó el teléfono. Eran cerca de las 21:00 horas y había salido de su casa junto a uno de sus hijos hacía menos de una hora. "!Cayó una bomba lacrimógena en el departamento, ayúdame, mamá¡", seguía la voz al otro lado del celular.La mujer sintió el pánico al erizar su piel. Su hija menor, Valentina, de 13 años, no se sentía bien ese día y prefirió quedarse sola viendo TV.Lo que siguió fue una carrera maratónica por las calles de Concepción durante varios minutos. "Yo me desesperé y salí corriendo con mi hijo, fue terrible", recuerda Mónica.Cuando llegaron al departamento, Valentina estaba encerrada en la pieza de su hermano, escondida en un rincón, hecha un ovillo en el piso. El interior estaba lleno de humo.La familia tuvo que dejar el lugar por varios días: los restos de la bomba hacían irrespirable el interior. Cuando volvieron a ventilarlo, encontraron el vidrio roto en el living . Y no era todo: la lacrimógena estaba en el sillón y había quemado parte del acolchado.El departamento de Mónica da a una de las calles donde más disturbios se han registrado en Concepción durante la crisis social. En las últimas semanas, a ratos permanece encerrada en medio del fuego cruzado entre encapuchados y Carabineros."Mi hija ha estado muy mal, tengo que llevarla al psicólogo. Yo también he estado muy mal emocionalmente, con miedo", dice la mujer.Como ellos, son cientos de familias que, sin quererlo, han quedado viviendo en puntos de enfrentamiento, las llamadas "zonas cero"."Afuera es un infierno"En plena Vicuña Mackenna, a pasos de Plaza Italia, los vidrios de un departamento lucen tapiados con planchas de zinc. En una de ellas se lee un letrero escrito en un cartón: "Señores Carabineros, apunten bien el guanaco, que ya me rompieron los vidrios".Adentro del inmueble, ubicado en un segundo piso, la luz apenas se filtra entre las protecciones improvisadas, mientras Sergio conversa sentado junto a la mesa del comedor. "Tenemos bolsos listos para arrancar, la mayoría de los vecinos por acá estamos igual", afirma el hombre, de 71 años.Vive junto a su esposa y uno de sus hijos, aunque este se ha estado quedando en la casa de un tío durante los últimos días a raíz de las protestas que suelen tener su lado más violento justo a las afueras del edificio. A solo algunos metros está el restaurante La Hacienda Gaucha, que fue saqueado y quemado durante las protestas. Cerca también se encuentra la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR