'Yo no fui un muy buen arquero'
Tapia recuperó la alegría, porque encontró trabajo después de 10 meses de búsqueda, desde que terminó como DT asistente de Óscar Wirth en Iberia, donde hizo su estreno técnico luego de haber marcado época atajando en la UC y en la Roja: fue mundialista en Francia 98 y medalla de bronce en los Juegos de Sydney 2000; sin contar sus títulos con la UC, Cobreloa y con el Santos de Robinho en el epílogo de su carrera.
-¿Su deseo de trabajar estuvo motivado por apuros económicos?
"Tengo un campo, mis hijos tienen techo y estudios. Pero necesito trabajar. Y en el fútbol, que es lo mío. Cuando me retiré, estudié un par de meses en el INAF, pero no logré enchufarme. Entonces pensé en dedicarme a ser asesor, gerente técnico, qué se yo... Lo hice en Curicó, donde querían que jugara con 39 años; en Colchagua y en Unión Temuco, pero luego me picó el bichito de dirigir cuando Óscar Wirth me ofreció ser su ayudante en Iberia. Ahora volví al INAF. Estoy en primer año y a pesar de que me cuesta sacrificios, como tener que viajar desde Machalí los lunes para hacer seis ramos entre las ocho y media de la mañana y las ocho y media de la noche, estoy motivado. Quiero reinventarme como DT. El Nelson Tapia arquero ya fue...".
-No le interesó ser preparador de arqueros...
"No le haría el quite a eso. El problema es que nunca me creí el cuento de ser Nelson Tapia. Nunca me supe vender. La única vez que me atreví a mandar un currículum fue a Marcelo Bielsa cuando se hizo cargo de la selección. Luis Bonini me respondió a través de una carta: me agradeció el currículum, me dijo que dependían de la ANFP y que tenían a Daniel Morón contratado como preparador de arqueros".
-¿Y esto de dirigir a Sub 10?
"La UC me abrió las puertas y lo agradezco. Lo siento como mi comienzo, porque obviamente estoy enfocado en llegar más arriba. Me he fijado una meta de cuatro años para estar dirigiendo a un equipo adulto".
-¿Qué tipo de DT será?
"Creo en el 4-3-3 con un mediocampo con dos volantes defensivos y un enganche. Como DT, ser una mezcla de los entrenadores que más me marcaron: Manuel Pellegrini y Nelson Acosta".
-Vaya mezcla...
"(Ríe) Sacaría lo bueno de ellos. También me dirigieron tipos como Vanderley Luxemburgo y Óscar Tabárez. De todos se aprende, aunque sean distintos: Luxemburgo prefería morir atacando, mientras que Luis Garisto, en Cobreloa, era al revés: "Primero hay que cuidar el rancho" , nos decía. Y los dos son muy capacitados".
A la sombra de Salas y Zamorano
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