Los niños músicos de Mahani - 23 de Agosto de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 525149734

Los niños músicos de Mahani

Para entenderla hay que retroceder 22 años, volver a ese primer piano.

Mahani Teave era una niña más en la Isla de Pascua. Participaba de todos los talleres que encontraba, como los de baile y pintura. Entonces, supo de Erica Putney.

-Era una señora alemana que vivía en Yugoslavia y que sabía tocar piano. Cuando partió la guerra allá, quisieron irse a vivir a Guam. Pero pararon antes en la isla y se quedaron.

En ese momento, que es una suerte de escena fundacional de su vida, Mahani recuerda arrastrar a una amiga a la casa de la señora Putney para pedirle que le mostrara cómo se tocaba su instrumento.

-Cuando ella me abrió, no alcanzó a decirme hola y yo ya estaba dentro de la casa, tocando. Le dije a mi mamá que hablara con ella para que me enseñara. Pero la señora no quería. Decía que se necesitaba practicar todos los días. Yo ya tenía 9 años, que era un poco tarde para empezar a aprender.

Finalmente, Helen Williams, la madre de Mahani, fue donde la señora Putney y le pidió un último favor para calmar a su hija inquieta.

-Mire, enséñele algo. Aunque sean las notas. Después se va a aburrir.

Lo que Helen no calculó fue que Mahani sentiría algo frente a ese piano Peterson negro, vertical y antiguo, que la obligaría a volver.

Por eso hacía las tareas que la alemana le dejaba: porque intuía que, hasta que se ganara su confianza, Putney trataría de deshacerse de ella.

Entonces, Mahani practicaba unas cuatro horas diarias durante la semana y hasta seis horas los fines de semana. Solo que al final Erica Putney y George, su marido, tuvieron problemas de visa después de diez meses en la isla y partieron a Guam.

Poco antes, como indica la historia que se repite sobre Mahani, el pianista Roberto Bravo llegó a hacer un concierto a la isla y le dijo a Helen que si quería que su hija tuviera una oportunidad, tendría que irse a Santiago o Valdivia. La madre optó la segunda ciudad y ahí comenzó todo: ganó el concurso Claudio Arrau, el primer lugar en Palma de Mallorca y en el Instituto de Música de Cleveland. Fue becada en Estados Unidos y Alemania. Pero en ese minuto, cuando se mudó con su familia a Valdivia y conoció el conservatorio de esa ciudad, los inviernos y la gripe, una serie de recuerdos comenzaron a rondar su mente. Se acordaba de los profesores de la isla que llegaban, enseñaban y se iban. De los niños que quedaban botados. De unos primos que con 13 y 14 años se habían tenido que ir a vivir solos a Santiago para seguir su educación media. De cuando tenía 7 años y había una profesora de ballet en la isla. De una compañera que tuvo ahí, que se movía con tanta gracia que podía hacerte llorar. Y que esa niña a veces llegaba con moretones en los brazos, porque las cosas no estaban bien en su casa. Y que tal vez por eso, pensaba Mahani, podía bailar tan bien. Porque ese taller, esas clases, eran el único espacio de felicidad que tenía en el mundo.

Solo que al final, pasó lo de siempre.

Se fue la profesora y, con el tiempo, también se fue la niña.

Lo que quedaba en Mahani Teave, cada vez que escuchaba una historia así, era la misma pregunta.

Si uno no elige sus...

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