Tú, ¿negocias en tu vida cristiana? - 15 de Noviembre de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 851824253

Tú, ¿negocias en tu vida cristiana?

Cada detalle de este señor nos dice algo de Dios: "llamó a sus siervos y los dejó a cargo de sus bienes" (Mateo 25,14). Se trata de un acto de gran confianza -un gesto paterno-, porque les confía sus bienes metálicos (el talento eran 42 kg de plata, equivalentes a 6.000 denarios en monedas), gran parte de su herencia.Luego, nos dice el evangelista, que "se marchó... (y) al cabo de mucho tiempo viene" (Mateo 25,15;19). Podemos imaginar que los tres gozan muchos años de completa libertad para administrar esos talentos como suyos, porque no recibían indicaciones, visitas o requerimientos periódicos del amo.La relación del Señor con sus siervos tiene también una particularidad: los conoce bien, porque da "a cada cual según su capacidad" (Mateo 25,15). No los sobrecarga y tampoco subestima. No les impone una meta o un resultado, pero sí saben que es exigente (Cfr. Mateo 25,24).Cuando él vuelve, a ninguno le toma por sorpresa que deba dar cuenta de su gestión. En este largo tiempo, los tres han tomado decisiones libres pensando precisamente en ese momento, es más, la certeza de este reencuentro ha dado diariamente sentido a sus vidas, a su trabajo y al esfuerzo de querer responder.Y aquí viene la diferencia. Dos de los tres, cuando reciben los talentos respectivos, fueron "enseguida a negociar con ellos" (Mateo 25,16), duplicando lo que habían recibido. Jesús confirma al final en su parábola que "al que tiene se le dará y le sobrará" (Mateo 25,29).Si le preguntáramos a uno de los dos ¿qué es negociar?, nos diría: correr riesgos y sentir a la vez como propias las cosas de su señor. Es atreverse, existiendo incluso la posibilidad de perder. Es tener imaginación e iniciativa.Nos damos cuenta de que este relato nos sirve de ejemplo para nuestra vida cristiana. Tenemos a un Dios -nuestro Padre- que se fía de sus hijos y les da abundante gracia y talentos. Nos conoce bien y, a diferencia de nuestros padres biológicos, nunca caerá en el error de pedirnos imposibles. Esta certeza sostiene nuestra libertad y anima nuestra generosidad.¿Tú y yo como negociamos? ¿Tengo iniciativa en mi vida cristiana o me siento como un mandado? ¿Qué decisiones de más amor a la Virgen tomé yo para vivir este mes de María? ¿Cómo enfrenté durante estos meses de confinamiento mi vida cristiana? ¿Corrí riesgos por el Señor, como los corrí cuando iba al...

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