Los dos sobrevivientes de los naufragios que enlutaron a Talcahuano relatan sus odiseas - 6 de Julio de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 285906943

Los dos sobrevivientes de los naufragios que enlutaron a Talcahuano relatan sus odiseas

Sebastián Hernández

"Le pedía ayuda a mi sobrino, porque yo no sé nadar... años de pescador y no sé nadar". Por ello, Bernardo Hernández (50) se quedó 25 horas aferrado a su lancha, la "Cazador", que la mañana del domingo se volcó mar adentro en Talcahuano.

La embarcación había zarpado esa madrugada. Además de Hernández, Roberto Mancilla, su cuñado, y Freddy, su sobrino habían sacado tres toneladas de jibia. "Ya nos veníamos a puerto. Veníamos navegando bien. Veníamos contentos y había buen tiempo", relata el pescador.

Pese al buen tiempo, en la zona hacía frío. Pocos días antes Concepción había registrado la temperatura más baja del año (-1,2°C), y para ese domingo se esperaba una máxima de apenas 11°C.

Cuando la "Cazador" se aprestaba a llegar a la caleta Chome, ocurrió el desastre. "De repente, el bote se nos fue de proa. No nos dio tiempo para botar el exceso de pesca, nada. Fue muy rápido", recuerda el único sobreviviente.

El casco de fibra de vidrio de la nave quedó apuntando hacia el cielo. Hernández, junto a sus dos compañeros, intentaron primero darla vuelta, pero las olas la volvían a invertir. Tras los fallidos intentos, optaron por otra solución. "Nos subimos arriba de la embarcación, pero la misma mar nos botaba. Nos subíamos a cada rato, pero nos botaba de nuevo".

Bernardo cuenta que el resto del día los tres hombres siguieron luchando y resbalando una y otra vez. Sus manos aún tienen las llagas que le dejó esa tarea.

Cuando anocheció, el frío comenzó a debilitar a su cuñado. "Él empezó a sufrir, a entumirse, y nosotros con mi sobrino lo echábamos arriba. Después lo atacó el hielo en las manos, empezó a tragar agua, fue perdiendo la fuerza, hasta que no dio más. Falleció. La pena más grande fue no poder hacer nada más por él", dice Bernardo, quien luego cuenta cómo lo mantuvieron cerca.

"Lo amarramos al ladito del bote de un cordelito y quedó el puro chaleco a flote, porque sus piernas, y su cabeza también, quedaron bajo el agua".

Tras eso, Bernardo y Freddy aguantaron lo mejor que pudieron el resto de la noche. Como estaban cerca de la costa -a unas 5 millas de Chome- esperaban que al amanecer llegara el rescate.

Sin embargo, Freddy (21) estaba cansado. "Como a las tres de la mañana prendió el GPS, vio la hora y me dijo y#39;tío, ya no doy másy#39;. Hagamos un esfuerzo -le dije-, y#39;hasta que aclare, porque nos andan buscando y en la noche sin luz no nos van a encontrary#39;", decía Bernardo a su sobrino mientras aguardaban...

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