Las mujeres fuertes de la oposición venezolana en Chile - 18 de Febrero de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 703337497

Las mujeres fuertes de la oposición venezolana en Chile

Verónica Olivieri, 26 años, abogada internacionalista, presidenta de la versión chilena de Vente Venezuela y de la coalición Soy Venezuela, es la más joven de las líderes de la oposición de su país en Santiago. Mujeres de distintas edades, carácteres y tendencias políticas que por motivos no tan distintos buscaron en el sur, en tierra de gente rara, indescifrable, que no saluda, las oportunidades que se cerraban en Venezuela. Y desde el sur ayudan a conseguir lo que parece muy difícil: un cambio de gobierno en Venezuela, recuperar lo que perdieron.

Como Rosario Rojas, diplomática jubilada por obligación y presidenta local de la coalición opositora de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), o Mary Montesinos, representante de Voluntad Popular (VP, el partido de Leopoldo López) para América Latina, o Alicia Saavedra, ingeniera eléctrica experta en telecomunicaciones, dirigente de Primero Justicia (PJ, la agrupación de Henrique Capriles), o María Laura Liscano, presidenta de la organización Amigos de Venezuela, o como Verónica.

"Aquí", dice Verónica, bajo la sombra de un árbol en el Paseo Bulnes, y muestra con un dedo su pómulo izquierdo. El 18 de febrero de 2014, el líder opositor Leopoldo López se entregó en Caracas a la justicia que lo buscaba por instigar las protestas contra la crisis económica que ya golpeaba al país; 43 personas murieron en tres meses de marchas y cientos resultaron heridas. Verónica recuerda que ese 18 de febrero salió a protestar en Maracay, capital del estado de Aragua, y recuerda también que agentes de la Guardia Nacional, hombres y mujeres, la tiraron al suelo, la patearon y le fracturaron su pómulo izquierdo.

Pasaron los meses y la presión aumentó. Los colectivos sociales, grupos oficialistas armados, pasaban por la casa de Verónica acelerando sus motos; la llamaban desde números desconocidos, la vigilaban. Al papá de Verónica, trabajador de la empresa estatal PDVSA Gas Comunal, le pasaron la cuenta por la militancia de su hija: le congelaron el sueldo, lo rebajaron de cargo, un despido sin despido. Lo conversaron en familia: en busca de la seguridad y la estabilidad, Verónica y su hermano se irían a Santiago de Chile, una ciudad desconocida, sin amigos ni familiares.

Venirse por necesidad, por temor. Como se vino Mary.

Los asaltos

A Mary Montesinos y su familia les iba bien en Venezuela. Su marido trabajaba para el gobierno, ella tenía su negocio propio. Hasta que a fines de 2002 y comienzos de 2003 la asaltaron...

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