LA MUJER TRAS EL TRÁFICO DE INMIGRANTES DOMINICANOS
Mientras aparecían reservas de pasajes, comprobantes de remesas de dinero e incluso una pistola, el teléfono celular de Clara Josefina sonó. Ella aprovechó el descuido de la policía y contestó. Era su marido, Daniel Solano Mateo. Ella alcanzó a decir:
-La policía está aquí. No vengas.
Después de eso observó en silencio el operativo policial. Solo volvió a hablar para pedir que no la sacaran esposada de su casa.
Todo ocurrió el 3 de diciembre de 2013 en San Cristóbal, una ciudad cercana a Santo Domingo. Pasado el mediodía dos escuadrones policiales dominicanos y dos fiscales, allanaron, en paralelo, la casa de Clara Josefina Corporán y las oficinas de Sky Travel, la agencia de turismo que tenía con su marido. Una empresa familiar que era la fachada de una organización que traficaba inmigrantes dominicanos a Chile. Un grupo organizado en el que también participaban ciudadanos bolivianos, colombianos y chilenos, y que durante dos años ingresó a casi un centenar de personas por pasos no habilitados en la frontera con Bolivia. Hombres y mujeres que pagaban dos mil quinientos dólares por pasaje aéreo a Santiago de Chile y por el trámite de una visa que jamás se realizó.
La realidad era otra: desde Santo Domingo volaban hasta Colombia, luego venía una travesía por tierra por Ecuador, Perú y Bolivia. Después eran obligados a caminar por el desierto, o esconderse en camionetas o eran transportados dentro del estanque de un camión cisterna para cumplir con lo que llamaban "el sueño chileno".
En enero de 2014 Clara Josefina fue extraditada a Chile y fue condenada en el Tribunal Oral en lo Penal de Iquique a cinco años y un día. Todo el proceso de investigación, el trabajo coordinado de la policía dominicana con la fiscalía nacional de Chile, los trámites para su extradición, juicio en Iquique y su condena, marcaron un precedente en los procesos judiciales relacionados con el tráfico de inmigrantes en nuestro país.
-Es la primera extranjera extraditada desde su país origen y condenada por un tribunal chileno por tráfico de inmigrantes. El delito que cometieron ella y su marido, que aún está prófugo, era difícil de probar, porque ellos lo dirigían a distancia -dice Patricia González, la fiscal que entonces llevó la investigación en Iquique y que actualmente es la jefa de recursos humanos de la Fiscalía Oriente de Santiago.
La abogada González viajó a República Dominicana para presenciar su detención. Durante más de seis meses, Patricia participó en el proceso que inició la Brigada investigadora de Trata de Personas de la Policía de Investigaciones de Chile y la Fiscalía de Iquique. Los operativos partieron con una denuncia de dos ciudadanos dominicanos en Pudahuel. Luego aparecieron casos en la PDI y en la Embajada de la República Dominicana. Todos decían haber pagado por un boleto de avión hasta Santiago y una visa en la agencia Sky Travel, pero solo habían llegado a Bogotá o La Paz. Desde ahí fueron trasladados hasta la frontera chileno-boliviana. Luego otros transportistas los ingresaron a Chile escondidos en autos, camiones o caminando en la noche por el desierto. Los condujeron por pasos no habilitados en la Región de Tarapacá. Por eso la investigación se centralizó en Iquique.
En los relatos, el primer eslabón de la cadena era Clara Josefina Corporán.
-Hubo un momento en que llegaban muchos inmigrantes indocumentados a decir que habían sido víctimas de esta mujer, pero cuando los entrevistábamos y le mostrábamos fotos no eran capaces de identificarla...
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