la mujer que quiere conquistar Antártica - 6 de Diciembre de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 654753381

la mujer que quiere conquistar Antártica

Las aguas que rodean a la isla Decepción, el islote Isabel Riquelme, la isla Greenwich y la isla Lemaire tienen una cosa en común: todas quedan al sur de la latitud 60, en el Océano Antártico. Ahí la temperatura del agua oscila entre los dos y tres grados bajo cero. Estas aguas también han sido partícipes de los "cruces de soberanía" que realiza la nadadora de aguas abiertas Julieta Núñez.

-¿No le da miedo nadar en la Antártica?

-Al principio sí me daba miedo pero hay que mentalizarse, tratar de no pensar en el frío. El 3 de enero me voy a nadar a Bahía Margarita, la base chilena de la Antártica que me faltaba. Pero yo no tenía idea que quedaba tan lejos. Me dan mucho susto las focas leopardos que son muy territoriales.

Se queda callada y luego dice:

-No sé en lo que me estoy metiendo.

A los 55 años, Julieta Núñez, piensa en su desafío y se ríe.

Con una superficie de mil metros cuadrados, la Caleta de pescadores de San Pedro parece un socavón construido al costado de Avenida Borgoño, antes de llegar a la playa La Boca, en Concón. Desde el auto puede pasar inadvertida: solo se divisan un par de grúas. También se ven cuatro botes de color amarillo, boyas, redes, botas de goma. Además, están los pescadores.

Abajo, tras una reja amarilla oxidada, está una oficina, donde trabaja la única mujer del lugar, la presidenta del sindicato de la Caleta de San Pedro: Julieta Núñez.

Son las dos de la tarde de un viernes. Julieta habla rápido y con un tono agudo. Hace ocho años que trabaja en la caleta y desde hace tres es presidenta del sindicato, administra los proyectos y coordina a 24 pescadores.

Julieta vive en una de las casas que cuelgan justo arriba de la Avenida Borgoño, arriba de la Caleta.

-Un día estaba cortando unas cañas en la terraza de mi casa y se me acercó un pescador. Me saludó, y como buenos vecinos, empezamos a conversar y nos dimos cuenta que ambos éramos buzos mariscadores. Me invitaron a bucear a las 7 de la mañana. Al otro día, partí al tiro. Después les conté que me gustaba nadar y me invitaron a salir con ellos. Así empecé a participar en el sindicato y me fui involucrando más.

-¿No le importa ser la única mujer?

-Ningún problema, acá todos nos tratamos de tú a tú y yo siento que la caleta es parte mía porque yo vivo aquí. Yo lo que hago lo hago porque me gusta y porque quiero ayudarlos, yo vivo aquí arriba y de mi terraza, cuando miro hacia abajo, quiero ver una caleta bonita.

En la Caleta le dicen "La Jefa" pero en el mar le dicen "La Tonina", ese delfín tímido que es parte de nuestro patrimonio nacional.

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