La mujer que guarda los secretos del Presidente - 23 de Julio de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 304767182

La mujer que guarda los secretos del Presidente

-No.

Es 1994. Sebastián Piñera tiene 45 años, es senador, es la locomotora, es miembro de la patrulla juvenil de Renovación Nacional, ha hecho fama y fortuna en los negocios gracias a las tarjetas de crédito, hace dos años había estallado el caso Piñeragate y suena como candidato presidencial. Pero Blanca Cofré jamás ha escuchado hablar de él.

-Es el hijo de mi amiga "Picha" y en su oficina están buscando a alguien para trabajar en la limpieza y servir el café.

Blanca Cofré Sepúlveda se acuerda con precisión de lo que pasó hace 17 años, cuando casi por casualidad llegó a trabajar con Piñera tras la recomendación de María Teresa Méndez, una ex jefa que era amiga de Magdalena Echenique, la madre del Presidente.

Hoy, Blanca, 44 años, está sentada en el Salón Azul del segundo piso de La Moneda, el mismo donde Piñera recibe a las principales autoridades del planeta y donde hace unas semanas ella se dio el gusto de sacarse fotos con el Mandatario de Estados Unidos, Barack Obama, y su mujer, Michelle.

Son las 11 de la mañana. Blanca está ahí desde las ocho y media, luego de que el chofer que le asignaron desde que trabaja en Palacio la trajera desde su casa en Puente Alto. El Presidente, su jefe, acaba de partir a una actividad en un colegio en La Florida junto a su recién nombrado ministro de Educación, Felipe Bulnes, así que Blanca tiene tiempo para contar cómo pasó de ser una de las encargadas del aseo de la oficina de Piñera a una de las personas de su mayor confianza.

Es que "Blanquita", como le dice el Mandatario, ya no le sirve el café ni le limpia su oficina. Es una de sus dos secretarias personales, la que le guarda sus secretos, la que escucha y ve lo que otros matarían por saber, la que se entera antes que nadie cuando viene un cambio de gabinete.

Su escritorio y el despacho del Presidente están en el salón del lado, sólo separados por una puerta, justo al final del pasillo que está adornado con bustos de varios ex gobernantes.

Antes no era esa la distribución. En el gobierno de Michelle Bachelet, el Salón Azul separaba la oficina de la ex Mandataria con la de su secretaria.

La razón del cambio es sencilla: Piñera tiene la costumbre de llamar a viva voz a Blanca y no por el teléfono.

"Para el Presidente es una pérdida de tiempo tener que marcar el anexo, así es que como estamos casi al lado es mejor así. 'Necesito esto, llámenme a tal ministro', es más cómodo para él", explica Blanca.

-¿Pero no es difícil trabajar con alguien así, que...

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