La muerte de un ídolo provoca un dolor real en sus seguidores - 12 de Enero de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 591396602

La muerte de un ídolo provoca un dolor real en sus seguidores

Para Loreto, este artista británico que falleció a sus recién cumplidos 69 años, simboliza el soundtrack de su vida. "No tenía ni 10 años cuando escuché por primera vez Starman , gracias a mis hermanos grandes. A mi nana también le gustaba mucho y ponía su música todo el rato y fue así como se me metió en el cuerpo", recuerda esta instructora de yoga.

Como buena fanática, tras conocer la noticia se vio afectada, por lo que decidió dedicarle la clase de ayer a Bowie durante la oración inicial (mantra) y puso su foto en un altar, al que prendió velas. "He estado casi todo el día escuchando sus discos. Incluso en el auto mi hija me preguntó: '¿Por qué estamos escuchando esto?', y le expliqué que se había muerto el más grande".

Duelo en línea

Alrededor del mundo, millones de fanáticos experimentaron emociones similares a las que sintió Loreto, y llenaron de flores y velas espacios como la estrella que Ziggy Stardust (otro de los nombres con que se le conoce) tiene en el Paseo de la Fama en Hollywood, su departamento en Nueva York y un mural en su honor en Londres.

"Para un fanático, la muerte de un ídolo abre el suelo en dos y el efecto puede ser devastador, como en el caso de Hugo Chávez (2013) o Carlos Gardel (1935)", explica Lister Rossel, psiquiatra de Clínica Las Condes. "El ídolo va alumbrando la vida del fanático, para ellos son figuras de mucha carga emocional y afectiva, y hay una relación de idealización", añade.

Cuando un ídolo deja a sus seguidores, según el experto, estos viven un período en que este está continuamente presente en sus cabezas. "Por un lado la vida se detiene, pero están constantemente escuchando su música, buscando imágenes, etcétera", afirma Rossel.

Algo similar le sucedió a Martín De Mussy, quien ha llegado a pensar que puede ser el más fanático de David Bowie en Chile. "Es una pena muy grande, algo rara, pero real. No lo conocía, pero siempre me acompañó. No hablamos nunca, pero me inspiró en...

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