Muere Hugo Marín, el inquieto artista de lo etéreo - 22 de Septiembre de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 739744925

Muere Hugo Marín, el inquieto artista de lo etéreo

Aunque a él no le gustaban las etiquetas, hoy es pertinente clasificar su trabajo artístico con un concepto crucial: la libertad. Hugo Marín (1929) -quien temprano escapó de sus estudios de Derecho para aprender de José Perotti en la Escuela de Artes Aplicadas- acumuló más de siete décadas de creación inquieta y multifacética. Confeccionó con los más diversos materiales, y desde la escultura, la pintura, la instalación, el dibujo y la cerámica, cientos de obras enigmáticas, siempre enraizadas en lo ancestral, así como en la sabiduría oriental, tibetana o precolombina, y en lo cósmico y lo místico."El intelecto debe someterse al ser", aseguraba él, y esa frase se conecta con otro aspecto clave de su historia: la meditación trascendental. Una técnica que aprendió en los años 60 -al conocer los planteamientos del gurú Maharishi Mahesh Yogi- y que terminó alimentando también su trabajo artístico. Desde allí, a partir de ciertos estados energéticos, Marín elaboraba, por ejemplo, sus icónicas esculturas de cabezas. Esos personajes misteriosos que siempre miran al espectador, y que él construía con barro, trozos de telas, prótesis de ojos o dientes, plumas y otros objetos.Rodeado por esas esculturas, que colman su casa-taller, y por sus seres más queridos, como su hijo Paco León y sus sobrinas, Marín murió en su departamento de calle Santa María, este jueves en la noche. Tenía 89 años y hace solo dos meses había presentado sus obras más recientes en la sede santiaguina de la Universidad de Talca. Es decir, estaba plenamente activo cuando sufrió, hace casi un mes, el derrame cerebral que lo fue apagando de a poco.Su cuerpo fue velado ayer, desde las 13:00 horas, en el Salón Blanco del Museo de Bellas Artes, donde se expuso su escultura "La Pachamama". Y hoy, al mediodía, se realizará una ceremonia junto al cinerario del Cementerio Parque del Recuerdo. "Pero también, pensando en los artistas que no están en Santiago, organizaremos una despedida final la próxima semana", dice el curador y realizador audiovisual Enrique Rivera, quien dirige la Bienal de Artes Mediales (BAM) y se hizo amigo de Hugo Marín hace una década."Entonces -relata- yo tenía 29 años, y él, 79. Hugo fue atípico. No era como alguien de su edad. Era muy alegre y se alimentaba mucho de la energía creativa, que luego desplegaba. Disfrutó la vida de otra manera. Desde que nos conocimos empezamos a tratar de traer a David Lynch a Santiago, para que les enseñara meditación trascendental...

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