Movimiento rápido del oido - 12 de Mayo de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 716880553

Movimiento rápido del oido

Personas que, probablemente, son los únicos que siguen comprando/pagando música en formato sólido. O consumiendo revistas de rock en cuyas portadas todos los ídolos de la adolescencia lucen aún tan jóvenes mientras que en las páginas interiores se los muestra tal cual están y cómo van quedando antes del inevitable y definitivo special issue que últimamente tuvieron Bowie & Prince & Cohen & Petty y que pase el que sigue. Algo parecido ocurre con las películas y sus director's cut. Con los libros sucede menos: está, sí, la cada vez mayor abundancia de manuscritos póstumos, de acuerdo; pero en la literatura se resucita más de lo que se revisita y amplía.

En cualquier caso: ¿por qué esas omnipresentes ganas de volver al pasado? ¿Porque se nos pasó por alto algo importante? ¿Porque perdimos algo de lo que no estamos muy seguros qué es, salvo de la sospecha de que no podemos vivir sin ello? ¿Porque mejor conocido con rasgos desconocidos que desconocido con gestos que ya se nos hacen previsibles y repetidos? ¿O, sencillamente, porque añoramos la idea de que un disco era algo que se escuchaba una y otra vez sin parar hasta rayarlo, hasta que esos rayones también eran parte de una música única y privada?

Quien firma estas líneas -sospechando cada vez más paranoicamente que estos productos ya se piensan en el pasado y se guardan a buen recaudo hasta el futuro- se ha pasado las últimas semanas sumergiéndose en The Bootleg Series Vol.

13 / Trouble No More predicando las noches evangélicas de Bob Dylan entre 1979 y 1981 y ya se está preparando para The Christmas Records de The Beatles. Mientras tanto -y coincidiendo con el veinticinco aniversario de su lanzamiento- mata el tiempo que acabará matándolo con la edición conmemorativa, valiendo cada uno de sus 75 dólares, de uno de esos álbumes a los que se pueden considerar perfectos sin temor a la exageración: Automatic for the people de R.E.M.

Adorado y adquirido por millones (!18.000.000 de copias despachas y sumando¡) y celebrado orgásmicamente por la prensa en su momento, hoy Automatic for the people tan solo es (injustamente) superado en el canon de R.E.M. por el debut de Murmur (1983), a la hora del recuento y la canonización.

La presente edición potenciada con CD de demos y rarezas, CD con el legendario único concierto en que se lo presentó casi en privado en el 40 Watt Club, libro con las icónicas fotografías de Anton Corbijn y entrevista de Tom Doyle, blu-ray con videoclips que son modelo de la forma (el de la multitud destrozando o adorando a Stipe, el de la autopista, el de la parada de camiones, el del lago), y remezcla en Dolby Atmos (primer disco en conseguirlo, que es el sonido con el que hoy uno va a ver películas de Star Wars y Marvel y DC) no hace más que confirmar su vigencia. En tiempos de tracks sueltos, ya casi no se componen ciclos de canciones así. En lo personal (pero, estoy seguro, colectivo) Automatic for the people es uno de esos que te hacen recordar a la perfección cómo eras y dónde estabas y que sentías.

Mi caso: en...

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