Los monumentos e inscripciones mayas viven bajo la amenaza de la lluvia ácida - 21 de Febrero de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 703789177

Los monumentos e inscripciones mayas viven bajo la amenaza de la lluvia ácida

Así al menos lo advirtió ayer el biólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Pablo Sánchez, quien es investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de dicha universidad.

Según explicó, las construcciones y monumentos que edificaron los mayas están formados a partir de roca caliza y su principal componente es el carbonato de calcio. Este, al entrar en contacto con esta lluvia, se disuelve, degradando las inscripciones y el legado de esta cultura.

"En un plazo de cien años se pueden perder todas las inscripciones y escrituras que hay en las estelas y en las columnas", aseveró Sánchez.

El problema es complejo, ya que estas estructuras están construidas al aire libre, por lo que están expuestas directamente al ambiente y la degradación.

El investigador ha detectado el deterioro en los monumentos de Tulum, ciudad amurallada que se construyó entre los años 1200 y 1450 y también existe evidencia recogida en otros sitios, como Chichén Itza, Coba, Chicanna, Uxmal y sitios donde las pinturas se están descascarando y las inscripciones deteriorando progresivamente.

La solución no es sencilla. Hasta ahora los restauradores desconocen cómo proteger las construcciones, cuyos dinteles y estelas se están viendo afectados de forma progresiva.

Esto ocurre porque a la roca caliza no se le puede poner una capa protectora, dijo el experto. "Las rocas tienen que respirar, absorbiendo humedad y agua y, si se les pone una capa sellante, el resultado es que se acelera la degradación".

Como consecuencia, los expertos en restauración investigan cómo poner una película protectora a los monumentos sin que esta impida el intercambio gaseoso a través de la roca.

"Mientras más grave sea la emisión y más ácida sea, peor será su daño a materiales", aseguró.

Con él coincide el químico chileno Waldo Quiroz, investigador del Instituto de Química de la U. Católica de Valparaíso, quien reconoce que el daño generado por la corrosión en los monumentos es un problema importante. "La disolución es más rápida en estructuras que nosotros en química llamamos calcáreas. Puede también ser una escultura que tiene mármol. Como este es un carbonato, también se empieza a disolver de a poco".

No es sencillo enfrentar el fenómeno, ya que el origen de las emisiones puede encontrarse a miles de kilómetros del lugar del deterioro. "Esto se traduce en que una lluvia ácida acaecida en México puede deberse a la emisión de compuestos tóxicos en Cuba o Venezuela", ejemplificó...

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