Monólogo torrencial, genial - 29 de Marzo de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 842477753

Monólogo torrencial, genial

Es a mitad de camino en sus memorias -mucho después de las hilarantes y alucinadas historias de su infancia y a unas cuantas páginas de narrar su polémica relación con el clan Farrow- que Woody Allen se toma un largo y en apariencia innecesario desvío para explicar cómo fue que de un día para otro, ya pasados los cuarenta, decidió convertirse en chef y tomar clases de alta cocina. Así, tal cual. Él, que llevaba décadas comiendo afuera y que apenas sabía operar el abrelatas, le encargó a su asistente que llamara a Jullia Child, la famosa cocinera de la TV, para que le recomendase un profesor.Duró tres clases."Al final de cada sesión quedaba tan exhausto y agotado que apenas podía mantenerme en pie. Me sentía tan débil que ni podía comer lo que había cocinado. Siempre he sido un tipo atlético, alguien que en esa época podía jugar tenis por tres o cuatro horas sin cansarme. Pero la histeria y la tensión de cocinar me reventaron: me vi corriendo por la cocina, la pasta colgando de la silla, el pato incendiándose, la mano tiesa de tanto batir. A todo esto, ¿qué estoy batiendo?...".La anécdota no solo retrata a su arrebatado autor de cuerpo entero, sino que de alguna forma se arregla para resumir el propósito del libro entero: estos no son los recuerdos de un prócer ni de un genio, sino de un sujeto de ingenio y humor a flor de piel; alguien con la tenacidad de realizar medio centenar de películas a través de seis décadas, pero que también se deja llevar por sus impulsos y caprichos, acertando medio a medio y a veces despeñándose por el desfiladero. A la hora de escribir, de hacer dinero, de enamorarse y de ser.Buena compañíaSiendo francos, nadie pensó que el libro fuera a salir tan luego, después que Ronan Farrow, el famoso hijo de Woody y Mia, tuviera un éxito rotundo al torpedear su publicación a principios de mes en nombre de su hermana Dylan y las víctimas del #MeToo, pero convenientemente olvidándose de la libertad de prensa y opinión (curioso, considerando que él mismo es un periodista celebrado por defenderlas); pero quizás más sorprendente aún es el timing con que el texto arriba al mercado editorial, en un mundo y, especialmente, una Nueva York, atenazados por el coronavirus, fenómeno capaz de relegar al último lugar de la agenda los recuerdos de un viejo comediante cancelado por redes sociales que ni usa ni conoce.Lo que, insólitamente, juega en favor de Woody: "A propósito de nada" (que debería llegar al español a principios de mayo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR