El Monarca de Cerro Navia - 11 de Agosto de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 393844546

El Monarca de Cerro Navia

-A ver, para un poco hueón.

El chofer se detiene.

-¿Había un muerto ahí? Échate pa' atrás.

La camioneta pone reversa.

-Había un muerto, por la cresta. ¿Y cómo que yo no supe?

Luis Plaza puede llorar varias veces en la semana: en discursos, en juntas de vecinos, en eventos de caridad y ciertamente en su oficina, que tiene cajas de pañales, juguetes y frazadas para regalar a los visitantes y en las paredes tres fotos del Presidente Piñera, una réplica del mensaje de los mineros.

-Es que fue muy difícil -dice, entre lágrimas.

Habla de su infancia, de la muerte de su padre, un chacarero analfabeto que falleció el 30 de abril de 1964, luego que se le reventaran varias úlceras. Vivían en una casona en la misma comuna, cuando era una zona totalmente rural, con su madre, dos hermanos.

-Dejé de ser niño de golpe. Me dejó una responsabilidad, porque era el mayor; tenía doce años.

-¿Él le dijo a esa edad tenía que hacerse cargo de su familia?

-No. Pero la noche después sentí que mi mamá no paraba de llorar: a mi hermano se lo iban a dar a un tío y a mi hermana a otro. Y yo no iba a dejar que mi mamá saliera a trabajar, po'. Pero mi papá había sido muy sabio.

-¿Por qué?

-Porque siempre cuando llegaba de trabajar con las verduras, me pasaba la mercadería más chica y me decía: no volvái hasta que la hayái vendido toda. Y partía con un carretón a ofrecerla a grito pelado por la calle. Y siempre lo vendí todo, siempre he vendido todo.

Plaza se fue a trabajar al Mercado Central. Se salió del colegio en quinto de preparatoria.

-Para mí fue mejor. Si me hubiese pasado hoy, me habrían metido de un ala al Sename. Abusaron harto de mí en el trabajo, no mis jefes, pero los pares, me cargaban toda la pega. Me pagaban en billetes nuevos, yo los metía en un sobre y se los llevaba a mi mami.

Plaza, además, se puso a boxear: comenzó en la calle y terminó, en 1969, como campeón de Chile en peso pluma. Recibió ofertas para ir a Estados Unidos. Prefirió casarse con Julieta Santibáñez, a quien conoció a los 18 años, justamente en una pelea suya en el Club México: le pagó la entrada.

Se casaron tres años después.

-Yo le dije desde el principio -dice ella-. No me importa que seas mujeriego y tomador, pero a la casa llegas a dormir todos los días.

Ambos tuvieron tres hijos. Él, además, tuvo dos hijos de una relación paralela. Les dio el apellido.

-No fui fiestero ni tomador. Pero me mandé esa cagadita.

-¿Confesó o lo pillaron?

-Me pillaron. Nunca falta el h... que habla. En la casa me sacaron la cresta, me tuvieron a pan y agua por seis meses. Pero mi mujer me perdonó, porque es más inteligente que yo. Después, ya nunca lo escondí. ¿Por qué? Si ellos existen po'.

-Pero en la política no es común tratar esos temas tan abiertamente. Hay otras autoridades en su situación, pero jamás lo reconocerían.

-H... mentirosos, pues.

A los 18 Plaza dejó el puesto en el Mercado Central, donde empezó haciendo los mandados y terminó a cargo del local. Se fue a una fábrica de salchichas. Entre medio, lavó copas y con la plata que iba juntando empezó a comprar taxis.

Se acercó al movimiento sindical; era secretario de las juventudes socialistas en Quinta Normal cuando vino el golpe: amigos y un hermano de su mujer fueron detenidos en el Estadio Nacional.

-Por poco desaparezco. Fui allanado, custodiado, pero yo nunca había cargado un arma. Todo eso me sirvió para darme cuenta de quién era quién: los dirigentes socialistas se fueron del país y dejaron a las bases botadas acá. Después, me hice a un lado. Me di cuenta de que a los pobres nos usaban no más. Me hice partidario del trabajo.

Lo que empezó como flota de taxis, siguió como un centro de arriendo de motos, pasó a ser una pista de patinaje y terminó como una fábrica de resortes de camiones, que finalmente le dio soltura económica. Con el tiempo ese negocio de transformó en algo más:

-Eran filas de vecinos que todas las mañanas se juntaban a pedirle favores. Desde taxistas con partes que no podían pagar, hasta abuelos que necesitaban plata -dice su señora.

-En el fondo -resume Plaza- era alcalde antes de pensar en serlo.

En 1995, su preocupación principal era su hija del medio, que había nacido con una parálisis cerebral. Pese a que le habían diagnosticado tres meses de vida, llegó a los 20 años. En el camino, Plaza fundó la Agrupación de Defensa para Personas con Enfermedades Catastróficas y Terminales, donde hizo sus primeros contactos políticos.

En 1996, RN le ofreció competir como concejal en...

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