El momento de gloria de Claudio Bravo y Carla Pardo - 7 de Octubre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 537899230

El momento de gloria de Claudio Bravo y Carla Pardo

-Mi rol es aconsejarle, aterrizarle. Ha habido momentos en que he necesitado tirarle de los pies hacia abajo y decirle que baje: "Acuérdate de dónde venimos, de quiénes son tus padres, baja de una vez de la nube". Ha sido necesario porque hoy todo el mundo que se le acerca a Claudio lo ensalza, nadie le lleva la contra. !Pero yo le digo que se despabile¡ Que recuerde que sus padres fueron gente de esfuerzo, que viene de un pueblecito, que hubo mucho sacrificio para que él llegara donde está. Yo lo tiro de los pies. Y él baja.

-¿Qué siente al estar casada con el arquero de mayor pedigrí profesional en la historia del fútbol chileno?

-(sonríe) !Guau¡ !Qué extraño suena¡ Yo a Claudio lo sigo viendo igual que cuando se escondía detrás de los arbustos para silbarme en Viluco o llegaba a mi casa en bicicleta. Aunque reconozco que tiene una imagen súper seria, entre nosotros es otra cosa. Lo pasamos bien juntos, vivimos haciendo tonteras, nos matamos de la risa. También sé que está en un equipo excepcional como el Barça y que ha tenido un gran desempeño. Es algo que me engrandece y me enriquece, a mí y a toda la familia.

Claudio Bravo se levanta del sillón de cuero blanco -es alto, apuesto, ha perdido cinco kilos en Barcelona por los entrenamientos en el Camp Nou y la dieta rigurosa del D.T. Luis Enrique y hoy pesa 79-, su mirada se pierde en el cerro Montjuic, a lo lejos. Cuando se le pregunta qué siente al haber completado 540 minutos invicto en el arco del Barça -todo un récord-, responde:

-Más que pensar en cuántos minutos o en contabilizarlos, pienso en el día a día de mi vida. En cómo mejorar. En seguir creciendo y disfrutando de todo lo que me rodea. Mi meta es nunca perder el foco, centrarme en las cosas valiosas y en las más sencillas que tiene la existencia, por las que encuentro mi felicidad.

Y agrega convencido:

-Hay una frase que recuerdo. "Procura ser tan grande que todos quieran alcanzarte y tan humilde que todos quieran estar contigo". Esto jamás se me olvida.

* * *

La casa tiene cuatro pisos en piedra pizarra grisácea. Un ascensor vidriado sube y baja de planta en planta y cruza visualmente las geométricas piscinas: la grande es fría; la pequeña, tibia. Son cuatro pisos. En el de más abajo -el menos uno-, donde está el portón de entrada y se guardan los autos, duerme Sandra, la nana brasileña que ve a los niños y ayuda a la familia.

La casa comienza a subir.

En los pisos cero, uno y dos se reparten los dormitorios de los dueños de casa y los de Josefa (10), Mayte (7) y Mateo (3). Aquí están también las salitas de juego, las piezas de alojados -en una de ellas, pegada al dormitorio matrimonial, duerme el pequeño Mateo-, el jardín y los salones, además de baños y cocina. Desde el piso superior -un living inmaculado con muebles de cuero albo y alfombra azulina, con vistas a Barcelona- se accede a la gran terraza en piedra, a la empinada escalera que baja al jardín y a las piscinas.

Es una casa moderna, que Claudio escogió personalmente y que ella solo vio al final. Ya habían visitado varias en Barcelona, pero nunca llegaron a un acuerdo: tienen gustos distintos. "Hubiera preferido algo de un piso, sin escaleras por los niños, pero de a poco me acostumbro. Además, !él la eligió con tanta ilusión¡", dice su mujer. Y Esplugues de Llobregat, a quince minutos del Paseo de Gracia, donde viven, tiene otra ventaja: queda junto al Camp Nou.

Los dos han aprendido a ceder.

Claudio Bravo -capitán de la Roja y estrella del Mundial 2014, elegido recién Arquero del Mes por la Liga Española, invicto al arco en el Barça y, en algún momento, portero líder del ranking FIFA durante el Mundial en Brasil- comenzó su carrera internacional en 2006. Allí, durante ocho años, y pacientemente, labró su camino técnico como portero del Real Sociedad. Y este junio, tras una negociación difícil y millonaria, saltó al Barça, uno de los equipos clave del fútbol en el mundo. Una negociación que se transó en 12 millones de euros y por la que este chileno vio subir su cotización profesional en casi un 70%. Una negociación -y un sueño acunado desde los once años, cuando despuntaba tímidamente en la escuela infantil de Colo Colo- por la que hoy Bravo, junto a su novia de infancia y madre de sus tres hijos, Carla Pardo Lizana, de 28 años, factura 3,5 millones de dólares anuales.

Una cifra que acompaña su título indiscutido: Bravo es considerado el arquero de pedigrí más exitoso y de mejor currículo profesional en la historia del fútbol nacional. Ninguno antes de él jugó dos mundiales; ninguno, después de casi un decenio en Europa, saltó a un equipo del peso y la importancia del Barça catalán. Un guardameta que se aprecia por su velocidad, concentración, agilidad, juego de pies y porque es considerado un gran cortador de centros.

Pero Bravo no es un futbolista común.

La palabra que predomina en el lenguaje de directores técnicos, preparadores, deportistas, gerentes y negociadores técnicos, al referirse a él es siempre la misma. Impecable. Se dice de este chileno de familia humilde de campo -nació y se crió en Viluco, una localidad...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR