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Modifica Ley de Violencia Intrafamiliar, la que Crea los Tribunales de Familia y otros cuerpos legales, en casos que indica.

Fecha16 Noviembre 2010
Número de Iniciativa7314-18
Fecha de registro16 Noviembre 2010
EtapaPrimer trámite constitucional (C.Diputados) Primer informe de comisión de la Familia
MateriaTRIBUNALES DE FAMILIA, VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
Autor de la iniciativaCeroni Fuentes, Guillermo, Girardi Lavín, Cristina, Goic Boroevic, Carolina, Muñoz D'Albora, Adriana, Rivas Sánchez, Gaspar, Saa Díaz, María Antonieta, Sabat Fernández, Marcela, Saffirio Espinoza, René
Tipo de proyectoProyecto de ley
Cámara Legislativa de OrigenCámara de Diputados,Moción


Modifica Ley de Violencia Intrafamiliar, la que crea Tribunales de Familia
y otros cuerpos legales, en casos que indica
Boletín 7314-18


ANTECEDENTE HISTÓRICO-SOCIOLÓGICO

En la Antigüedad, dos tipos de estructura familia eran predominantes: una la matri-igualitaria y la otra patriarcal. Ejemplo de las primeras es el caso de Finja (Escandinavia), Sarmacia (Rusia), Bretaña, Iberia, Etruria, Cantabria, Libia, inicialmente la cultura Dravidiana en India y además entre Nagas y Nayars éstas últimas al noreste y sur de la India, Tibet, entre otras, la familia se concebía sobre la base de igualdad entre mujeres y hombres, no obstante la descendencia era matrilineal; no existían normas meramente formales legitimadoras de violencia, lo que no significaba que en la práctica no la hubiere. Ejemplo de las segundas es el caso de Roma, Atenas, Cartago, Israel, Babilonia, Asiria, Persia, Arios de India, China; donde la familia se concebía sobre la base de la autoridad del hombre con una descendencia patrilineal; en éstas en cambio el derecho de familia permitía expresamente ciertas formas de violencia, sobre todo contra hijos y descendientes, lo que denota una institucionalización legal y social a dicha violencia. Una estructura familiar intermedia, o sea, que configuraba un tercer tipo era la patriarcal a semi-igualitaria, y tiene como ejemplo a Egipto y Esparta, esto es, inicialmente patriarcal evoluciona hacia importantes grados de igualdad entre hombres y mujeres, en la práctica la violencia tenía una menor legitimización que las segundas.

La violencia doméstica existía en diversas sociedades; pero es en aquellas donde se proyectaba también en la vida cotidiana, se legitimaba en el hecho y/o en el derecho, y dentro de éste al interior de la familia. Así en el antiguo derecho romano y chino el paterfamilias, esto es, el varón de mayor edad, sea que fuere bisabuelo, abuelo o padre, tenía en un determinado momento histórico el poder de vida y muerte sobre sus descendientes, facultad legal que con el tiempo se redujo a la de corrección y castigo. De esta manera, se percibe por parte de la población una aceptación social a ciertas formas de violencia, sobre todo cuando las víctimas son mujeres, dado que se internaliza como norma que se trata de un hecho privado y solo compete o es de incumbencia a quienes están involucrados, cuya consecuencia es la inacción por parte del Estado.

A medida que la mujer se incorpora en la sociedad tanto a nivel de participación política como en la fuerza laboral, proceso que se produce en el siglo XX, posibilita que las diversas formas de violencia al interior del hogar dejen de ser un asunto meramente privado para pasar e ser público, esto es, que la sociedad como tal se ve afectada por ese hecho, a lo cual han contribuido entre otros el movimiento de mujeres y las organizaciones no gubernamentales, implica que se va generando un cambio en la opinión pública a favor de u Upaypr sensibilización de este flagelo.

En la América Anglosajona y Europa a contar de la década de los sesenta; y en América Latina a contar de la década de los setenta y ochenta; es donde se produce una reacción social al fenómeno de violencia doméstica o intrafamiliar, lo que se manifiesta en el posicionamiento de esta temática en los medios de comunicación, en el planteamiento de modificaciones legales en torno a considerar específicamente la violencia intrafamiliar como delito y con un procedimiento especial; pero paralelamente las esferas institucionales del Estado no siempre responden a los requerimientos de la sociedad a favor de la víctima, sobre todo en lo que respecta a los tribunales de justicia, lo que se traduce en escasas condenas por este delito.

El Almanaque Mundial del 2000 (Andrés Jorge González, Director, Vanesa Melo Saint Cyr, Coordinadora Editorial y asesores colaboradores Ramiro Pérez Gil, Viviana Saint Cyr, Milagros Reynaldo, Sergio González, Alejandra Alvarado, Baudelio García Espinosa, Carlos Alberto Lezcano, Mónica López Melih, Roberto Crespo, José Prieto, Félix Luis Viera, Jorge Evia), publicó como datos secundarios diversos estudios comparados realizados en distintas ciudades y países a principios de la década de los noventa sobre violencia física hacia las mujeres en la última relación de pareja, ejercidas por el cónyuge o conviviente: en Europa, ciudad de Trondheim (Noruega) un 25%, Bélgica un 25%; en América Anglosajona, Canadá un 25%, Estados Unidos un 28%; en América Latina, ciudad de Santiago de Chile un 26%, Ciudad de México un 34%; en Asia, Corea del Sur un 38%, Malasia un 39%; en Africa, Kenya un 42%, ciudad de Kampala (Uganda) un 46%.

La Guia del Mundo del 2000 (Roberto Bissio, Director, Victor Bacchetto, Editor, investigadores y colaboradores Isabel Sans, Amis Hamed, Javier Lyonnet, Marcelo Faba, Santiago Gilles, Mario Marcel), publicó también como datos secundarios de homólogo estudio señalado precedentemente, que la violencia física hacia las mujeres: en Asia, Turquía alcanza un 33%.

Todos los estudios anteriormente mencionados se refieren a la relación de violencia con la última pareja, lo que le da un carácter probabilístico a los porcentajes señalados precedentemente.

El estudio efectuado en Chile -mencionado por el Almanaque Mundial- fue realizado por un equipo de profesionales encabezado por la psicóloga Soledad Larraín Heiremans, cuya ejecución de la encuesta fue llevada a cabo por la empresa de Mercado y Opinión Pública Mercop dirigida por el sociólogo Guillermo Cumsille, denominado "Violencia Puertas Adentro" con el patrocinio del Servicio Nacional de la Mujer, Sernam, señala que: en Santiago, del total de mujeres encuestadas el 25.9% de ellas fue víctima de violencia física por parte del cónyuge o conviviente (el que desglosa: de acuerdo al grupo socioeconómico; un 6% en estrato alto, un 22% en estrato medio y un 34% en estrato bajo; de acuerdo a la gravedad de las agresiones; un 15.2% de violencia física menos grave y un 10.7% de violencia física grave); en tanto un 33.9% de ellas fue víctima de violencia psicológica por parte del cónyuge o conviviente (el que se desglosa de acuerdo al grupo socioeconómico en: 35% en estrato alto, 35% en estrato medio y 32% en estrato bajo); respecto del comienzo de la violencia, ésta se produce: antes del inicio de la convivencia un 0.7%, durante el primer año de convivencia un 35.5%, entre el primer y tercer año un 22%, entre el cuarto y quinto año un 14.5%, entre el sexto y octavo año un 10.8%, entre el noveno y decimoquinto año un 10.2%; en cuanto a la frecuencia de la agresión: todos los días un 7.7%; dos veces por semana 9.9%; una vez por semana 19%; dos veces por mes 8.5%; una vez por mes 10 6%; seis veces al año 7%; tres veces al año 3%; una vez al año 30.3%.

El mismo estudio encabezado por Soledad Larraín con el patrocinio del Sernam denominado "Violencia Puertas Adentro", da a conocer también que del total de mujeres encuestadas (en el cuadro de mujeres que agreden al hombre está referida al porcentaje restante al 70.6% que es de autodefensa de mujeres agredidas, o sea, limitado únicamente al 29.4% de ese total son las que efectivamente agreden); el 5.92% de los hombres fue víctima de violencia física de parte su mujer o conviviente (el que se desglosa de acuerdo a la gravedad de las agresiones: un 4.3% de violencia física menos grave y un 1.62% de violencia física grave); en tanto un 11.2% de ellos fue víctima de violencia psicológica.

Un estudio posterior de los sociólogos/a Raul Urzúa, Marcela Ferrer y Claudia Gutiérrez, todos ellos del Centro de Análisis de Políticas Públicas de la Universidad de Chile, denominado "Detección y Análisis de la Prevalencia de la Violencia Intrafamiliar, con el patrocinio del Servicio Nacional de la Mujer, estableció que del total de las mujeres encuestadas en la Región Metropolitana en su última relación de pareja: un 25% de ellas había sido víctima de violencia física y un 34% de violencia psicológica; en tanto un 11 % había experimentado violencia sexual; en todas ellas por parte del marido o conviviente. Se agregó además una nueva categoría de análisis respecto de las mujeres víctimas cuando lo fueren de todas las parejas anteriores, no solo la última, lo cual aumenta en un cierto porcentaje en cada segmento correspondiente. En este segundo estudio no se investigó a los hombres golpeados.

Un artículo del periodista Taylor Barnes del diario Miami Herald, cita a la teniente de policía Sherry Schwetter, quien de acuerdo a las denuncias recibidas estima que los hombres agredidos por su mujer o conviviente alcanza en Estados Unidos a un 5% de ellos.

Otro estudio referido a la violencia en contra de niños, niñas y adolescentes llevado a cabo por la psicóloga Soledad Larraín para el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia arrojó como resultado que los y las menores habían sido víctima de violencia por parte de su padre, madre, tutor o quien haga sus veces en un 62%.

Los estudios que reflejan la realidad descrita precedentemente son desde el punto de vista sociológico confiables y válidos. Son confiables, por cuanto aquellos efectuados en períodos de tiempo sucesivos arrojan similares resultados, por ejemplo un 26% primero y 25% después en lo que a violencia física se refiere y un 33% y un 34% respectivamente en lo que a violencia psicológica se refiere; ambos teniendo como universo de estudio a la Región Metropolitana. Son también válidos,...

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