Modifica la Ley Orgánica Constitucional de Partidos Políticos. - Proyectos de Ley - Iniciativas legislativas - VLEX 914504475

Modifica la Ley Orgánica Constitucional de Partidos Políticos.

Fecha14 Mayo 2013
Número de Iniciativa8937-06
Fecha de registro14 Mayo 2013
EtapaArchivado
MateriaPARTIDOS POLÍTICOS
Tipo de proyectoProyecto de ley
Cámara Legislativa de OrigenSenado,Mensaje
MENSAJE DE S



MENSAJE DE S.E. EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA CON EL QUE INICIA UN PROYECTO DE LEY QUE MODIFICA LA LEY ORGÁNICA CONSTITUCIONAL DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS

__________________________________


SANTIAGO, 09 de mayo de 2013.-







MENSAJE 078-361/






Honorable Senado:


A S.E. EL

PRESIDENTE

DEL H.

SENADO.



En uso de mis facultades constitucionales, tengo el honor de someter a vuestra consideración un proyecto de ley que tiene por objeto modificar la Ley Orgánica Constitucional de los Partidos Políticos, con el propósito de dar a éstos un marco regulatorio que fortalezca los derechos de sus afiliados y favorezca en mayor medida la participación, la transparencia y la cercanía hacia la ciudadanía.

I.FUNDAMENTOS
  1. Importancia de los partidos políticos para la democracia

El destacado filósofo del derecho austríaco Hans Kelsen señaló alguna vez que “sólo por ofuscación o por dolo puede sostenerse la posibilidad de la democracia sin partidos políticos”. Y, sin duda alguna, tenía en esto toda la razón, pues los partidos son tan fundamentales para la democracia, que la libertad para formarlos y su capacidad para intervenir en el quehacer público de un país están entre los aspectos que mejor permiten distinguir una autocracia de una democracia en el mundo contemporáneo.

Sólo hay democracia allí donde los ciudadanos tienen la posibilidad de agruparse en partidos políticos de distintas orientaciones ideológicas y éstos tienen derecho a expresar opiniones sobre la marcha de los asuntos públicos y a competir en elecciones libres y equitativas por los cargos a los que corresponde la conducción del Estado, pues únicamente así puede existir un apropiado control del poder político y los ciudadanos pueden contar con la efectiva posibilidad de optar por la alternancia en su ejercicio.

Los partidos políticos cumplen una insustituible función de intermediación entre los individuos y los grupos de la sociedad civil, por una parte, y el Estado, de la otra. Así, canalizan las demandas ciudadanas, las insertan en programas basados en perspectivas coherentes acerca del bien común y forman equipos multidisciplinarios capaces de representar a los ciudadanos y asumir competentemente la conducción de los gobiernos nacionales, regionales y locales. Con todo ello permiten que el debate público se centre en la búsqueda del bien común antes que en la confrontación de desnudos intereses y que las decisiones que adoptan los ciudadanos en las elecciones se simplifiquen y racionalicen. El solo dato del partido en que milita un candidato aporta un cúmulo de información muy importante al elector, que facilita considerablemente su tarea de escoger. Además, los partidos confieren la certeza de estar votando por un equipo de perfiles conocidos y no por un imprevisible caudillo. Y todo esto tiende a mejorar considerablemente el funcionamiento del Estado.

  1. Situación actual de los partidos políticos en Chile

Por todo lo dicho, es importante preguntarse por la situación actual de los partidos políticos en Chile. Y, por desgracia, la respuesta es que hay signos inquietantes que sería irresponsable desatender.

La confianza de la ciudadanía en los partidos es extremadamente baja. Según la encuesta realizada por el Centro de Estudios Públicos (CEP) en julio y agosto del presente año, tan sólo un 6% de los chilenos tiene mucha o bastante confianza en ellos, lo que los ubica en el último lugar de las dieciséis instituciones por las que se consultó. Es cierto que esto es parte de un fenómeno mundial, pero en Chile él es particularmente acusado y se ha ido haciendo cada vez más agudo. Hace tan sólo algo menos de dos años, otra encuesta del CEP mostraba que un 15% tenía mucha o bastante confianza en los partidos.

Otro dato preocupante es la baja sostenida de los niveles de identificación de la ciudadanía con los partidos políticos en Chile. Si seguimos la serie de encuestas del CEP, podemos ver que en 1990 sólo un 22% decía no identificarse con ningún partido, cifra que en 2012 alcanzó un 64%, es decir, casi el triple. Y el resultado es casi el mismo cuando se pregunta por la identificación con las coaliciones de partidos. En la encuesta del CEP de julio y agosto de 2012 un 63% no manifestó identificación ni simpatía por coalición alguna. Podría pensarse que esta declinación obedece a un creciente individualismo de la sociedad contemporánea, que dificulta una adhesión estable a este tipo de organizaciones. Pero eso es muy discutible. Una encuesta realizada por la empresa Rasmussen en Estados Unidos, en agosto pasado, reveló que en dicho país un 71% se identifica con alguno de los dos grandes partidos existentes en él.

Detrás de esos reducidos niveles de identificación y confianza se encuentra la percepción de los partidos como entidades más bien cerradas y escasamente transparentes y participativas, en las que pequeños grupos se perpetúan en el poder y distribuyen los cargos públicos entre sí, a menudo pensando antes en sus propios intereses que en el bien común del país. La encuesta efectuada por el Consorcio de Centros de Estudios en nuestro país, en 2010, mostró que un 61% de los chilenos pensaba que los partidos privilegiaban sus intereses por sobre los del país, a la vez que un 58% estimaba que dificultaban la aprobación de las leyes en el Parlamento, contra un escueto 22% que creía que la facilitaban.

Tal apreciación tiene mucho de injusto. Aunque en el pasado los partidos políticos chilenos fueron, en efecto, incapaces de preservar nuestra democracia, y hoy aparecen a menudo envueltos en contiendas que desconciertan a la ciudadanía, en los últimos veinticinco años han desempeñado un papel decisivo tanto en la recuperación y consolidación de la democracia, como en la adopción de políticas públicas que han permitido al país alcanzar mayores niveles de desarrollo.

  1. En busca de un cambio de tendencia

Con todo, no hay duda que puede hacerse mucho por mejorar la conformación y funcionamiento de los partidos políticos chilenos, volviéndolos más transparentes, participativos y cercanos al quehacer e inquietudes de los ciudadanos, tareas que resultan decisivas para la preservación de la buena salud de nuestra democracia. Esto, por supuesto, no se consigue única -y quizá ni siquiera principalmente- por medio de reformas legales, pues depende, ante todo, de las actitudes que adopten los dirigentes y militantes de los partidos.

Sin embargo, modernizar nuestra Ley Orgánica Constitucional de Partidos Políticos, que en veinticinco años no ha sido nunca objeto de una revisión integral, sin duda puede contribuir a contar con partidos en mejor posición para conseguir la confianza de los ciudadanos y aportar a la solidez de nuestra democracia y al desarrollo del país.

Ahora bien, de una iniciativa semejante sólo puede esperarse un efecto realmente relevante en la medida en que forme parte de una agenda coherente de reformas políticas, orientadas a volver a nuestras instituciones políticas en general más participativas y transparentes, de modo que los ciudadanos puedan ver más y mejor cuanto acontece en el Estado y que su parecer pueda ser más escuchado desde él. Y así lo ha entendido el Gobierno de Chile.

Por una parte, se ha buscado mejorar los canales de participación existentes con medidas como la inscripción electoral automática y el voto voluntario, el voto desde el extranjero para los chilenos que mantienen vínculos con nuestro país y la eliminación de obstáculos para la celebración de plebiscitos comunales. La primera de las medidas señalas, ya en plena vigencia, ha permitido incorporar a más de 5 millones de personas al padrón electoral, lo que significa un crecimiento de éste de aproximadamente un 60%, proporcionalmente mayor incluso que el que supuso la aprobación del voto...

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