El mito vacío. - Núm. 2003, Septiembre 2003 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56583953

El mito vacío.

AutorDueñas, Antonio
CargoMitos en la vida cotidiana

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Mito, mítico. El mito de la caverna, el mito de el buen salvaje, el mito de la eterna juventud, el mítico gol de Zarra

(o el de Marcelino), los míticos años sesenta, el mítico Elvis, el mito de Eldorado. En nuestra llamada sociedad mediática es frecuente encontrarse a diario con referencias como éstas, tomadas quizá a la ligera, banalizadas, falseadas, modernos estilemas omnipresentes.

Sabido es que la conciencia del "mítico ciudadano de a pie" se nutre casi exclusivamente del caudal informativo, adoctrinador o deformante, de estas nuevas fuentes reguladoras que envuelven y orientan nuestras actividades y nuestros sentimientos. Así pues, ante semejante profusión del anhelo mitificador, no queda sino "certificar" que es la nuestra una sociedad de consumidores de mitos y tratar de averiguar, en la medida de lo posible, si esta "mitofagia" tiene algo que ver con el primitivo (y eterno) sentido del mito. Claro que proponer el análisis en términos de "mitofagia" anticipa ya una dimensión devoradora que, en buena medida, se cumple y termina en sí misma. Hace más de cuarenta años que Roland Barthes (1957) se preguntaba por la significación del mito en la sociedad de entonces, a la vez que mostraba su interés y su preocupación por los "nuevos mitos". La pregunta sigue siendo pertinente en la nuestra, como pertinente es también la respuesta: el mito es, fundamentalmente, un sistema de comunicación, una manera de significar y, como todo sistema, susceptible de observación y análisis. Quizá una de las razones de ser y de propagarse del mito en nuestros días sea precisamente el desequilibrio entre sus partes, como veremos más adelante. El propio Barthes descompuso en varias fases el desarrollo de la interpretación del mito. En la primera de ellas aludía a la tarea crítica de comprenderlo para comprendernos mejor al utilizar la inmensa carga de universales extrapolaciones que el mito contiene. Ésta es y ha sido la función "clásica" del mito como variable secular de interpretación. En la sociedad actual, sin embargo, nos topamos con un fenómeno nuevo, el de la aludida mitofagia que no se caracteriza por utilizar la "narración" del mito como finalidad exploratoria, como respuesta o explicación del mundo, como introspección, en su vertiente más analítica, en suma; sino que se engulle rápida o compulsivamente sin atender demasiado a su interior.

Si aceptamos este sencillo postulado, sería oportuno deslindar afinidades y diferencias para descubrir y analizar en la medida de la posible su lugar y su función social. Probablemente se agazapen semantizaciones nuevas tras este viejo significante que cubre el concepto de "mito moderno"; porque existen, sin duda, los mitos modernos y, quizá como nunca antes, en las últimas décadas, la sociedad occidental (ésta, por más conocida) ha asumido decididamente su función creadora de mitos y su vocación de institucionalizarlos a través de todos los medios a su alcance, que son, en definitiva, todos. Mito vaciado, por tanto, de todo aquello que fue materia de reflexión y de recreación, vacío que se rellena de "contenidos" nuevos y de algunos despojos que fueron la fuerza vehicular de la narración mítica.

Los mecanismos semánticos deberían servirnos, en primer lugar, para analizar si existe una porción de significado , al menos, que compartan los diferentes usos...

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