Misticismo estatista - 21 de Enero de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 920694758

Misticismo estatista

En su famosa obra "El contrato social", el filósofo Jean Jacques Rousseau argumentó que existía una "voluntad general" del pueblo, la que se encarnaba en el Estado y que era distinta a la voluntad separada de cada persona que integra ese mismo pueblo. Según Rousseau, puesto que la voluntad general al mismo tiempo comprende el interés de todos, esta es infalible: "La voluntad general está siempre en lo correcto y tiende a la ventaja del público", afirmó. Ahora bien, dado que es la clase gobernante la que interpreta la voluntad general, para Rousseau, entonces, es la autoridad política que controla el poder la que es realmente infalible. Ella siempre sabe lo que es mejor para el pueblo, pues, en cierto sentido, la autoridad es el pueblo.Las implicancias de esta filosofía son evidentes. El filósofo Isaiah Berlin, analizando la doctrina de Rousseau, afirmó que este cae en un misticismo letal para la libertad al pensar que existe algo como la "voluntad general" encarnada en el Estado que sabe mejor que los individuos cuál es su bien y su interés. Para Berlin, la teoría rousseauniana es una de la "servidumbre absoluta" y sirvió de justificación para Robespierre y sus crímenes durante la sangrienta Revolución Francesa, para Hitler y las dictaduras comunistas en general.La visión liberal clásica postula todo lo contrario a la teoría de Rousseau. Desde esta perspectiva, la sociedad, el pueblo o el Estado, ni tienen inteligencia propia, ni actúan, ni tienen emociones ni derechos porque no son entes aparte de las personas que los integran. El sociólogo alemán Max Weber daría cuenta de la piedra angular de la filosofía liberal al explicar que "para fines sociológicos no existe algo así como una personalidad colectiva que actúa. Cuando se hace referencia en el contexto sociológico a un Estado, nación, o corporación... o colectividades similares, lo referido... es solo cierto tipo de desarrollo de acciones sociales actuales o posibles de personas individuales". Si Weber tiene razón, entonces "la sociedad" o "el pueblo" no pueden tener intereses distintos a los de sus miembros y el "bien común"...

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