Misteriosa enfermedad de las araucarias se sigue expandiendo y aún no hay cura - 12 de Febrero de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 664662225

Misteriosa enfermedad de las araucarias se sigue expandiendo y aún no hay cura

El problema salió a la luz en mayo del año pasado, pero puede haber estado presente un tiempo antes, ya que la enfermedad avanza lentamente por el tronco hacia la copa, tornando el árbol y sus ramas de un color ocre. Luego las va perdiendo paulatinamente, a medida que se secan. Algunos ejemplares ya han muerto.

La enfermedad se ha seguido expandiendo y ya hay reportes de daños en diferentes predios entre Biobío y Los Ríos -tanto públicos como privados-, e incluso ya ha llegado a Argentina.

Para enfrentar la amenaza, la Conaf constituyó una mesa público-privada que incluye expertos de la U. de Concepción, U. de la Frontera, U. Católica de Chile, U. Mayor y U. Austral, además de investigadores de forestal Mininco, el SAG y Bioforest. La idea es organizar las investigaciones y no repetir estudios.

"Cuando partió, solo se veían algunos individuos afectados. Hoy cuesta encontrar uno que no lo esté", reconoce Jean Pierre Lasserre, gerente de Tecnología Silvícola de Forestal Mininco, quien es parte de la mesa.

La empresa posee un área de conservación en la cordillera de Nahuelbuta, que tiene una superficie de 2.460 hectáreas cubiertas por la especie. "Más del 80% de los individuos está dañado", cuenta.

"Hasta ahora hemos detectado que la enfermedad se presenta en árboles de todas las edades y bajo las diferentes condiciones de suelo y clima en que está presente la especie", detalla.

Reconoce que no hay indicios de que algo semejante haya afectado a las araucarias en otro momento. "Esta es una especie bastante resistente, que crece en condiciones totalmente adversas, en suelos pobres e incluso es la primera que brota después de las erupciones volcánicas".

Investigadores de la Facultad de Ciencias Forestales y el Centro de Biotecnología de la U. de Concepción, liderados por el fitopatólogo Eugenio Sanfuentes, trabajan en el laboratorio con muestras de los ejemplares afectados en busca de microorganismos, hongos o bacterias que podrían estar detrás del daño en las hojas. También monitorean la posible presencia de insectos.

Adicionalmente, analizan el comportamiento del clima en los últimos 30 años en las zonas donde se ha detectado el daño para determinar si hay alguna relación entre cambios en precipitaciones y temperatura y la aparición de los síntomas. Aún no tienen ninguna respuesta.

Para Sanfuentes, una hipótesis factible sería la combinación de múltiples factores. "Un ambiente adverso genera una condición de predisposición que, en términos...

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