El misterio de cómo votará la jueza nombrada por Chile
Si el voto siempre es una incógnita -porque el juez que cada país nombra no es su abogado defensor ni está obligado a votar a su favor-, más lo es en el caso de Arbour, conocida como férrea defensora de los derechos humanos, pero de quien poco se sabe lo que piensa sobre diferendos limítrofes o de soberanía: nunca ha actuado en la Corte Internacional de Justicia ni hay antecedentes sobre su línea doctrinaria en tales temas.
El rol de los jueces ad hoc
Según el Estatuto de la CIJ, en caso de que un país involucrado en un litigio no cuente con un juez de su nacionalidad, tiene derecho a escoger a un magistrado ad hoc para el juicio en cuestión, quien puede o no ser de esa nacionalidad. En la práctica, estos jueces suelen jugar un rol clave para explicar el punto de vista del país que los nominó y, a la vez, pueden ser determinantes con su influencia en las deliberaciones.
Y aquí es donde vale tanto el prestigio del jurista ganado entre sus pares en los pasillos de la Corte (a lo que apuntó Bolivia al nombrar al francés Ives Daudet, secretario de la Academia Jurídica Internacional de La Haya) o, como en el caso de Arbour, en otros ámbitos de la justicia internacional. Lo que no está claro es cómo, en lo que respecta a la magistrada nombrada por Chile, habrá pesado en la relación con los otros jueces el provenir de otra área del derecho y no ser parte de lo que algunos llaman "el club de La Haya", compuesto por los juristas que se mueven en torno a la Corte.
Hay casos en los que la autonomía del magistrado incluso jugó en contra del país que lo nombró: el juez ad hoc nominado por Colombia votó a favor de Nicaragua en ciertos aspectos del litigio que enfrentaba a esas naciones y que culminó en un fallo de 2012 que causó polémica y fue cuestionado por Bogotá (ver tema en C 3).
Enérgica y experimentada
Arbour tejió su prestigio en el sistema judicial canadiense, luego en la justicia penal internacional y en el ámbito de los derechos humanos. Su mayor lucimiento lo alcanzó como fiscal del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, donde presentó los cargos contra uno de los políticos europeos contemporáneos más odiados, Slobodan Milosevic, formalizado en 1999 por crímenes contra la humanidad.
"Es una mujer de ideas, enérgica, corajuda y con mucha experiencia judicial y, sobre todo, internacional", señala una fuente cercana a la Cancillería que la admira y respeta como jurista.
Lo que está claro es cómo piensa Arbour en materia de...
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