El misterio del calculista
Su padre, Jacinto, de profesión sastre, quería una familia numerosa, pero se conformó y concentró en la educación de Raúl, primero en Independencia, en la Escuela Santo Tomás en la calle Vivaceta, y luego en el Instituto Nacional. Se casó a los 17 años con Florencia Aguilar, a los 23 ya tenía tres hijos. Estudió Ingeniería Civil en la Universidad de Chile y se especializó en sísmica, cuando el tema comenzaba a modernizarse en el país. Trabajó en el Ministerio de Vivienda. Su único hijo hombre, Nicolás, recuerda haberlo acompañado después de terremoto del 85, a revisar el daño en los edificios afectados.
En 1986 se independizó: inició la sociedad Barrios y Montecinos Ingenieros Consultores Limitada, con Ramón Montecinos. Barrios se ocuparía principalmente de los encargos en la construcción, mientra su socio se enfocaría a la minería. Le fue bien. Barrios destacaba por su detallismo y por la utilización de técnicas poco comunes en el país. Participó, por ejemplo, en el montaje de la cumbre presidencial de las Américas en la Estación Mapocho. Colaboró estrechamente con el arquitecto Sebastián Gray desde 1998 en adelante. Con él hizo casas de veraneo frente al mar en exclusivos balnearios. La del escritor Pablo Simonetti en Zapallar lo dejó especialmente orgulloso: instalada sobre una pendiente requirió complejos cálculos para montarla.
-Como arquitecto, experimenté con materiales y sistemas constructivos inusuales para la época -dice Gray-. Y para ello Raúl se aplicó con dedicación. Yo creo que él gozaba enormemente la arquitectura, ser parte de ese complejo proceso creativo en simbiosis con el arquitecto, simbiosis mucho más estimulante cuando el arquitecto está a su vez dispuesto a colaborar con el ingeniero desde el primer concepto, como hicimos nosotros.
En 2002, su señora manejaba cerca de Diez de Julio, cuando otro auto la chocó. Murió. Raúl se quedó con sus tres hijos, todos ya mayores de edad.
El edificio
Al momento del accidente, Barrios terminaba un encargo relevante: los cálculos del que sería el Hotel Radisson en Huechuraba. El segundo hotel de la cadena en Chile fue encargado al arquitecto Sergio Andreu Matta, quien ya había trabajado previamente con el ingeniero: juntos, por ejemplo, habían levantado el moderno edificio de la Compañía de Bomberos de Lo Barnechea.
El Radisson era, además, un proyecto emblemático de la Ciudad Empresarial, el primero orientado totalmente al turismo de negocios. Sobre un inmueble ya existente de tres pisos, levantaron un edificio de 14 y de nueve mil metros cuadrados. La construcción costó 8,5 millones de dólares y tomó un año completo. En marzo de 2004, el Presidente Ricardo Lagos encabezó la inauguración, recorrió la instalación, con 125 habitaciones, partiendo por la mesa de recepción, una enorme isla cubierta con madera traída de Brasil.
El terremoto
Tras quedar viudo, Raúl Barrios intentó dar vuelta la página rápidamente.
-A los tres meses ya tenía una nueva pareja. Eligió seguir funcionando y a mí, la verdad, siempre me pareció muy bien. Queríamos verlo feliz- dice Nicolás, su hijo-. No vivió el luto y esas cosas siempre...
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